Un gratísimo sabor de boca dejó esta tarde Juan Pablo Llaguno en la Plaza Arroyo, en el segundo festival de becerristas, pues se fundió con un estupendo ejemplar de Boquilla del Carmen e impresionó por el empaque demostrado al bordar del toreo.

Bien toreó a la verónica a este ejemplar, que tuvo clase aunque poca fuerza, rematando con un apinturera media. Consciente de las condiciones del novillo, pidió que se cambiara el segundo terci solamente con un par de banderillas, mostrando que, a su corta edad, tieen la capacidad de pensar en el ruedo, ahí donde esta difícil tener la cabeza fría.

Tras los muletazos de tanteo, en los que comenzó a dejar esas huellas de toreo bueno, se dio a correr la mano con la diestra, sin forzar al astado pero sintiendo mucho cada muletazo hasta llegar a abandonarse, templando de forma exquisita en momentos de mucha torería.

También instrumentó bellos trazos al natural, relajada la figura y bien asentadas las zapatillas, llevando las embestidas del novillo con mucho mimo y, a la vez, con ese empaque que derramó a lo largo de toda la lidia.

La faena fue larga, pues de nuevo tomó la sarga en la derecha y siguió toreando bajo al mismo tenor, para rematar con estatuarias manoletinas y una tanda más con la siniestra, sin faltar los adornos y destellos de arte puro. Lástima que la estocada que logró al primer intento no fue suficiente, pues pudo haber paseados las dos orejas, pero el trofeo que le fue concedido lo ganó a toda ley.

El que también dejó constancia de sus buenas maneras fue el zacatecano Ángel Giovanni "Platerito", en medio de un ambiente  muy de su tierra, pues el festival de tradiciones mexicanaas este mes en Arroyo corresponde a Zacatecas. Y así, con la presencia del gobernador, Miguel Alonso Reyes, y la banda de música del estado, este joven diestro se dio a torear bien y bonito, luego de cubrir con afición el segundo tercio.

El novillo metía la cabeza con clase y tenía un buen pitón derecho, por lo que Platerito aprovechó esas cualiades en tandas con temple y buen acabado. Y aunque al natural el ejemplar no tenía igual condición, el zacatecano lo intentó y dejó algunos pases interesantes.

De no haber fallado con el acero, Giovanni pudo haber cortado una oreja, pero el público lo reconfortó con sus palmas y lo obligó materialemnte a dar la vuelta al ruedo.

Bien en banderillas estuvo el joven Juan Pablo Herrera, de la Escuela de las Artes y el Toreo de Aguascalientes, cuajando un par al violín que le fue muy apaludido. El ejemplar tenía nobleza y hasta dulzura en sus embestidas, pero no buen ritmo, de tal forma que no era fácil de templar.

Aún sí, Juan Pablo mostro que está toreado y tiene sitio, pues supo tomarle la distancia y el ritmo, lo cual no era fácil, e instrumentó un trateo tan largo como interesante, en el que brillaron momentos por ambos perfiles. Lástima que la estocada no fue suficiente y el novillo se le hizo de hueso hasta escuhar un aviso.

El michoacano Antonio Mendoza tuvo una labor un tanto irregular, pues nunca terminó de acoplarse del toro con el ejemplar, que fue toreable aunque por momentos protestaba y terminaba punteando. Sin embargo, tuvo instantes de mucha torería, sobre todo al torear con la muleta en la derecha, y el público le coreó fuerte.

Luego de fallar con el acero, quizo borrar el pinchazo al torear por manoletinas, un buen detalle sin duda, pero de nueva cuenta no estuvo certero con el acero y todo quedó en una cariñosa ovación.