Una rotunda tarde de toros brindó esta tarde Julián López "El Juli", que no se cansa de triunfar y, en esta ocasión, cortó tres orejas en Pamplona y abró la puerta grande de par en par, saliendo en volandas ante el júbilo de la afición.

Sensacional fue su faena ante el quinto de la tarde, segundo de su lote, pues el ejemplar humillaba y acudía con calidad, aunque sin entregarse del todo. Julián inició elegantemente el trasteo y después se dio a correr la mano con temple y ligazón con la muleta en la mano derecha.

El burel no tuvo el mismo estilo por el pitón izquierdo, pero hacinedo gala de su maestría, El Juli le sacó momentos de calidad, para luego volver con la diestra y seguir dibujando el toreo, entendiendo de maravilla las condiciones de su enemigo. Remató su labor con una serie de manoletinas y rubricó con una estocada un poco trasera y caída, suficiente para que le fueran otorgadas las dos orejas.

También entendió de maravilla a su primero, al que le supo dar sus pausas y llevarlo muy bien toreado, estructuranbdo una labor interesante y en la que dejó pases de muy bella factura. Efectivo con la toledana y a cobrar una oreja ganada verdaderamente a ley.

Miguel Ángel Perera se jugó la vida delante del tercero de la corrida, un toro que regateaba un poco las mebstidas y con el que estuvo muy firme, poniendo los muslos de carnada y haciendo todo con mucha tranquilidad, sin inmutarse siquiera.

También pudo lograr buenos derechazos, con temple y mando, bien plantadas las zapatillas y demostrando que tiene un estupendo sitio. Y aunque la estocada fue caída, el público pidió con fuerza la oreja, trofeo que la autoridad le concedió.

El sexto parecía tener una buena condición y así lo demostró en los primeros tercios y muy al inicio de la faena de muleta. Sin embargo, se fue quedando y terminó totalmente rajado, haciendo imposibles los esfuerzos del extremeño.

Poca suerte tuvo Curro Díaz en este festejo, aunque dejó constancia de empaque y torería. Su primero le permitió estar a gusto y dibujar muletezos de buen acabado, aunque vino a menos y la faena y no pudo ser redondeada como para pensar en algún premio.

Su segundo, un toro alto y de feas hechuras, acudía muy desludico a los engaños y con cero transmisión, así que Curro pudo solamente estar digno y resolver la papeleta, aunque se puso muy pesado con el acero.