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La actuación de Joselito ante la prensa española

Jueves, 26 May 2011    México, D.F.    Redacción | Foto: De Labra   
Buenos comentarios sobre su desempeño

A continuación les presentamos varias de las opiniones de la prensa española el día de hoy, acerca de la actuación del mexicano Joselito Adame ayer en Las Ventas de Madrid, tarde en la que confirmó su doctorado

El Mundo: Sebastián Castella corta una oreja a un extraordinario toro (Zabala de la Serna)

Joselito Adame
confirmó alternativa con "Escribano", que tuvo también su profundidad por el derecho. El mexicano Adame fue todo reflejos cuando en los estatuarios de inicio el toro lo derribó con los cuartos traseros. Como dijo un compatriota, no acababa de caer cuando ya se levantaba. Y lo hizo con la muleta sin la ayuda para torear por naturales sobre la mano derecha. Muy ajustado el tipo. La faena tuvo sus picos. A la baja a izquierdas, por donde pegaba el de Alcurrucén un pequeño salto. Puro Joselito Adame en los medios con muleta tan breve. Una estocada que hizo guardia afeó la muerte.

El sexto era muy grandón. El más alto de la corrida. Valiente Joselito Adame. Con dos espaldinas libró dos series por la derecha. Impresionante contraste de escalas. Tragó con decisión con el toro reservón. Otro mexicano con ambición.

ABC: "¡Que viva México!" (Andrés Amorós)

No recuerdo un San Isidro con una presencia tan numerosa de diestros mexicanos; y, lo que es más importante, tan digna. Todos, matadores o novilleros, han dejado hasta ahora bien alto el pabellón de su país. Mencionaré sólo a Ignacio Garibay, que pagó su entrega con sangre.

Si México es para nosotros un país hermano en tantos aspectos, el de la tauromaquia no se queda atrás: nombres tan ilustres como Rodolfo Gaona, los Armillita, Arruza, Silverio, Ponciano Díaz, Luis Procuna, Calesero, los Silveti, Lorenzo Garza, Alfredo Leal, el Ranchero, Jesús Solórzano,Manolo Martínez, Capetillo, Eloy Cavazos... Ayer se presentó en Las Ventas el excelente libro en el que José Carlos Arévalo analiza El secreto de Armillita: Fermín Espinosa, que mereció nada menos que el título de el "Joselito mexicano"; para Marcial Lalanda, «uno de los toreros más poderosos que yo he conocido».

A esta lista, grabada de verdad con letras de oro, se incorpora hoy Joselito Adame, que confirma su alternativa. Tomo prestado el título de la película que el gran maestro ruso Eisenstein rodó en México, en 1931, que incluye bellos planos del ritual con que David Liceaga se viste de torero...

Los toros de Alcurrucén han manseado todos de salida; los dos primeros se han venido arriba: el segundo ha dado un juego magnífico en la muleta; cuarto y quinto se han rajado; el último, complicado.

Confirma Joselito Adame con "Escribano", levantado, bien hecho, que huye de salida; luego, resulta manejable. Muestra su disposición en chicuelinas. En la muleta, aguanta algún derrote, a costa de enganches. Va mejor por la derecha y consigue buenos pases, arrastrando la muleta por la arena. Mata con decisión.

El último, "Guitarra", que pertenece a la famosa familia de los músicos, huye, casi salta la barrera, es francamente difícil. Brinda a sus padres. El mexicano se muestra dispuestísimo: firme, quieto, muy valiente. Aguanta parones y se saca al toro por la espalda. Se la juega de verdad: merece todo el respeto.

La Razón: "Castella, oreja de un gran arrestado" (Patricia Navarro)

Al mexicano se le vio resuelto, serio y al cien por cien de entrega. Dejó bien alto el pabellón, más alto todavía que el enorme toro de Alcurrucén, que cerró un sexteto desigual. Manseó en varas la corrida y tuvo un comportamiento variado cuando llegó la hora de la verdad, el último tercio.

Joselito Adame despertó la tarde con un astado manejable. Confirmaba así, derroche de ilusiones. El esfuerzo vino después. A México no le roba nadie el ánimo.

El País: "¡Gústese! ¡Merézcalo!" (Antonio Lorca)

Algo parecido le ocurrió a Joselito Adame en su confirmación de alternativa. Es chiquito, pero valiente el condenado. Recibió a su primero con un par de estatuarios en la boca de riego, resbaló y quedó en el suelo a merced del toro; él mismo se hizo el quite, se levantó como una exhalación y dibujó tres o cuatro derechazos extraordinarios que remató con un largo pase de pecho. Volvió a las andadas por el mismo lado y se lució de nuevo, aunque hubiera destacado más si se cruza y se coloca mejor. Y otra tanda, y otra sin solución de continuidad., Y unas ceñidas bernardinas finales antes de perfilarse para matar.

¡Uf...! Qué velocidad... Todo sucedió en un abrir y cerrar de ojos. Como si no le diera importancia a su labor. No dio tiempo a degustar nada.

A los dos, a Castella y Adame, habría que decirles que no piensen tanto en el trabajo bien hecho; que se gusten más, y se hagan merecedores del triunfo que, en teoría, ganaron.


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