Dice el refrán que "Dios sabe porqué hace las cosas", y en el caso concreto de Joselito Adame, al final fue mejor que viniera a Madrid ahora, y no en el año 2008, cuando enfermó del hígado y se quedó colgado de un cartel de la Feria de San Isidro, pues estos tres años de intenso rodaje en cosos del país, le sirvieron para acumular una mayor experiencia y seguridad que se vio reflejada esta tarde en Las Ventas.
Porque la actuación del torero nacido en Aguascalientes impactó casi desde el inicio de su faena al primer toro de la corrida, con el que confirmó la alternativa de manos de Sebastián Castella, y al que toreó en los medios de la plaza con mucha entrega y detalles muy toreros que la afición madrileña supo valorar, como el hecho de torear al natural sin el apoyo de la espada, que había perdido cuando el toro le dio un fuerte achuchón.
Esa primera faena discurrió completa en el mismo centro del redondel, donde tiene más importancia aguantar las embestidas, y así dio redondos con mando, asentado y con temple, que fueron coreados con fuerza por la afición antes de matar de una estocada entera, que estaba un tanto desviada, y emplear el descabello con eficacia en el primer golpe.
En ningún momento le pesó la presión a Joselito, que anduvo sereno y confiado, con la cabeza despejada y haciendo bien las cosas en una tarde de mucha responsabilidad.
Y si su labor delante del primer toro de la corrida había causado una magnífica impresión, al sexto le plantó cara con valentía en una faena variada y valiente, en la que otra vez toreó con aplomo e inventiva. Así fue como terminó desengañando al de Alcurrucén al que mató de media estocada en buen sitio que le valió otra cariñosa ovación del público que, inclusive, le pidió una oreja que no fue concedida quizá porque faltó contundencia con el acero.
Una vez más, como ha ocurrido en los últimos días, la actitud de un torero mexicano ha dejado el nombre de nuestro país en alto, gracias a la ambición de Joselito Adame, que pasó esta difícil prueba con una calificación sobresaliente.
Sebastián Castella enfrentó al único toro realmente bueno de la corrida, que se lidió en segundo lugar. El torero francés sometió las encastadas embestidas del ejemplar en una faena donde hubo acoplamiento y ritmo, sin rayar a una gran altura, pero entendiendo que era preciso imponerse a la bravura del toro. El público se entusiasmó con su toreo de mano baja y trazo largo, en una faena que brilló más por el pitón derecho, y como mató de una estocada rotunda le entregaron el único apéndice de la corrida.
Delante del cuarto se vio obligado a abreviar, debido a las complicaciones del toro, lo mismo que hizo el segundo espada del cartel, Miguel Ángel Perera, en una tarde en la que la suerte le dio la espalda con dos toros descastados con los que apenas y pudo mostrar su habitual poderío.
Resumen de video de la corrida de hoy en Madrid (las-ventas.com)