A cien años de haber ,el maestro Fermín Espinosa Saucedo "Armillita Chico" sigue presente en la memoria colectiva de los aficionados de Aguascalientes; este martes. la plaza de toros Monumental albergó un magno festival para recordar tan importante fecha, en una tarde en la que los taurinos de cepa y las grandes personalidades se hicieron presentes.
Partieron plaza los tres hijos del llamado "Joselito mexicano", Manolo, Fermín y Miguel, además de Eloy Cavazos, Humberto Moro Mier y José Antonio Ramírez "El Capitán". Al final de la tarde la gente salió con un sabor añejo que invadió el entorno.
Después de diez corridas consecutivas, taurinamente hablando la feria de San Marcos cerró su primera parte con un festival que, definitivamente ha dejado una enorme huella en los aficionados, las estadísticas en este caso pasan a segundo término, lo que plasmaron toreros de diferentes cortes y épocas, en su conjunto merecieron un digno homenaje a un hombre que es a decir verdad, ha sido uno de los pilares de la tauromaquia mundial y en particular para la de Aguascalientes.
Cada unos de los maestros que partieron plaza el día de hoy, recordaron momentos imborrables de aquella época en la que el toreo mexicano pasaba por su mejor momento, al ver los detalles de los hermanos Espinosa, la colocación y el sitio del experimentado Manolo, la cadencia y el juego de manos de Fermín, o la dimensión y el temple de Miguel no pudimos más que imaginar, a través de sus hijos al maestro de Saltillo. Aunque de ellos, solo Fermín cortó una oreja, la dinastía de prosapia brilló con intensidad.
Un digno acompañante de los Armilla fue Eloy Cavazos, que a pesar de los años se conserva, tanto mental como físicamente, en condiciones envidiables. El novillo que le tocó pronto le exigió el sitio y la experiencia que el de Monterrey tiene. Y toreó con alegría y recursos que calaron en los tendidos.
La primera relación que recordamos de Cavazos y don Fermín fue el árbol genealógico del primero, y es que fue Antonio Velázquez, fue quien le concedió la alternativa al norteño, mientras que a Antonio "Corazón de León" se la otorgó el maestro Fermín, aquel 31 de enero de 1943, en la famosa tarde de "Tanguito" y "Clarinero".
Bajo las notas del corrido de Monterrey, Cavazos, que por cierto cumplió tres años de haberse despedido de la afición hidrocálida, al no dejarse ganar la pelea se peleó con un novillo que presentó raza y algo de complicación, como siempre lo hizo durante su carrera, el pequeño gigante fulminó al de Montecristo y con ello recibió como premio dos orejas.
Otro artista fue Humberto Moro Mier, quien ante la presencia de su padre, don Humberto Moro Treviño, bordó el toreo con un excelente novillo de la dehesa de San Isidro, con el cual tanto con el percal como con la muleta dimensionó un trazo largo y templado, de media estocada acabó con su enemigo para recoger las dos orejas. Moro seguramente abrevó mucho de los consejos que el maestro Fermín dio toda aquella legión de jovencitos que tuvieron la fortuna de conocerle.
La dinastía de los Calesero estuvo muy bien representada en la persona de José Antonio Ramírez "El Capitán", que a pesar del viento reflejó en arte capotero que heredó de su padre; sin embargo con la muleta y en el terreno de las tablas también nos hizo recordar a "Pelotero" con el que realizó una bella pieza de arte. Por momentos corrió la mano en muletazos largos y templados; después de una estocada efectiva fue premiado con un apéndice. Por el callejón pasaron los recuerdos de aquellas tardes en la década de los cincuenta, cuando don Alfonso alternó con el maestro.
En fin, la tarde transcurrió entre personalidades y detalles, de las primeras destacan tanto el matador Humberto Moro Treviño, el picador en retiro Efrén Acosta, así como los familiares del Faraón de Texcoco, que tanta cercanía tuvo con Armillita, además de varios ganaderos y empresarios; mención aparte merece la interpretación del paso doble dedicado al maestro de saltillo, lo que fue un lujo en la Monumentla de esta tierra donde el maestro vino a vivir hace muchos años y echó raíces qee se han reproducido a través de sus hijos.