El joven Esaú Fernández vivió una tarde de ensueño hoy en la Maestranza de Sevilla, pues además de recibir la alternativa con todos los honores, le cortó una oreja a cada toro y se alzó como el triunfador de la corrida.

Luego de recibir los trastos de manos de Morante de la Puebla, el toricantano se acomodó con "Portillo", de El Pilar, al que le endilgó muy buenos trazos con la muleta en la derecha, ligando las series y entendiendo las buenas condiciones del ejemplar de su alternativa, a pesar del viento que le molestó de continuo

Un rotundo estoconazo puso el punto final a su trasteo y el público le pidió fuerte el apéndice, trofeo que fue concedido y paseado por Esaú con una sonrida de satisfacción en la vuelta al redondel sevillano.

Más suelto y relajado, pero sin perder la enjundia y determinación, salió a encarar al sexto de la tarde, otro ejemplar que colaboró para el lucimiento y con el que estuvo centrado, toreando muy bien con la muleta en la derecha, que era el mejor pitón del burel.

De nueva cuenta volvió a ejecutar de gran forma la suerte suprema y dejó una soberbia estocada que, aunada a la interesante labor que dibujó ante el toro, le hizo merecedor a la oreja, redondeando así una tarde soñada y que jamás olvidará.

Morante de la Puebla se fue retiró sin pena ni gloria de nueva cuenta, pues la suerte no estuvo de su lado. El primero de su lote carecía de emtovidad y era un tanto torpe al momento de embestir, sin ritmo y cadencia. Solamente algunos detalles pudo dejar el artístia sevillano ante este astado.

Toro el arte del mundo tuvieron las verónicas con las que recibió a su segundo, cargando la suerte y jugando lo brazos con mágia, lo que presagiaba algo importante. Sin embargo,el gozo se fue al pozo confirme transcurrió la lidia, pues el toro vino a menos y Morante no se acomodó, aunque eso sí, dejó un trincherazo de pintura.

El Cid tuvo una actuación recia, imponiéndose a las condiciones de sus dos enemigos. El primero desarolló sentido y constamente lo espiaba, pero se mantuvo firme y, con base en su característico poder, logró muletazos de mucho mérito que le valieron saludar desde el tercio tras la estocada.

Su segundo, un toro de gran volumen, tuvo un puntito más de movilidad y transmisión, aunque sin llegar a romper porsu falta de clase. Manuel de Jesús volvió a dejar destellos de calidad y, pese a que no redondeó, el público le reconoció.