En una corrida cuesta arriba por las condiciones de los toros de Monte Caldera, Joselito Adame, con el corte de dos orejas, y Uriel Moreno "El Zapata", con una, además del trofeo en disputa por el mejor par de banderillas, pusieron a flote el sexto festejo de la temporada en la plaza Monumental de Mérida.

Con media entrada en el coso, el cartel lucía atractivo en el papel con Joselito Adame antes de viajar a España con miras a su compromiso en Las Ventas de Madrid, pero también al ponerse en disputa el trofeo “Banderillas de Plata”, que vaticinaba un duelo de rehileteros que, al final,  terminó por llenar las expectativas.

En ese renglón, destacaron un par corriendo hacia atrás, pleno de facultades de Alfredo Ríos "El Conde"; el par Monumental y un par al violín de El Zapata, así como un cuarteo por adentro de Joselito Adame.

Pero el mal juego de los toros de la ganadería potosina de Monte Caldera, antes Gómez Valle, en los que predominó el descastamiento, salvándose de la quema los lidiados en quinto y sexto lugares, a lo que se sumó un sustituto de Roberto Tapia de notoria falta de trapío, dibujaban una tarde complicada, que pudo enderezarse gracias a la entrega de El Zapata, disminuido físicamente y la madurez de Joselito, quienes terminaron por dar la cara.

Así, lo mejor de la corrida vino con el sexto de la tarde. Joselito Adame quien había tenido que aguantar las protestas del respetable por la presencia del sustituto de su primero que se despitorró al estrellarse en un burladero, salió a por todas con el cierra plaza abriéndose de capa a portagayola, pero también dando paso a la variedad y buen gusto, para la mejor faena de la jornada.

Con el capote, Joselito lució en el quite por zapopinas, embarcando al astado en los vuelos del percal, cuyo vistoso floreo resultó un bálsamo para sacar del sopor a los aficionados.

Muy echado para adelante, el hidrocálido terminó por hacerle faena a su antagonista, mogón del pitón derecho, pero de buena presencia y que se prestó para el lucimiento, por lo que vino la faena. Una labor bien estructurada, con derechazos y naturales de buen gusto, por lo que los aficionados terminaron entregados.

Por lo que toca a El Zapata, se debe resaltar su actitud al poner la cuota toda la tarde. Pese a salir prácticamente del quirófano al ruedo tras la cornada sufrida en días pasados en una pantorrilla, el tlaxcalteca demostró que no quiere ceder el paso,  por lo que   digno de encomio resulta que se prodigara en banderillas con el par Monumental y uno más al violín que al final inclinaron la balanza para que se llevara el trofeo en disputa.

Con su primero, un toro rajado en tablas y que no tuvo un pase, hubo de cortar por lo sano. Su segundo le apretó, sabiéndose lo que se dejaba atrás, el morito resultó complicado para el coleta por lo que fueron esporádicos los muletazos. Lo mejor la estocada. El tlaxcalteca se mojó la mano en todo lo alto.

El tapatío El Conde también lo intentó con sus dos enemigos, más se llevó el peor lote. De destacar sus conocidas facultades como rehiletero  y su tesón con sus dos enemigos, que en definitiva, poco se prestaron como para pensar en hacerles faena.