David Fandila "El Fandi" y
Francisco Rivera Ordóñez cortaron una oreja por coleta en la segunda corrida de la Feria de Fallas de Valencia, tras dos actuaciones con distintos matices, mientras que
Alejandro Talavante enfrentó un lote sin posiblidades y se fue de vacío.
De manera un tanto similar a la tarde de ayer, en la que solamente embistió por derecho un toro de
Victoriano del Río que fue muy bravo, de los seis ejemplares de esta corrida, del hierro de
Jandilla y Vegahermos (el segundo de
Borja Domecq), solamente sirvió uno, que se llamó "Depravado", lidiado en cuarto lugar, y que fue un gran toro por su calidad.
Fue precisamente a este cuatreño al que el hijo de
Paquirri le hizo una faena templada y de buen gusto, pero sin aprovechar del todo las magníficas prestaciones de clase del toro, con el que era preciso romperse por completo y dejar fluir ese sentimiento que guardan los toreros con tanco celo a la espera de que salte a la arena un toro como "Depravado".
Resulta innegable que
Francisco estuvo aseado, y tratando de hacer las cosas bien, en un trasteo por ambos pitones en los que por momentos toreó con asentamiento y temple. Sin embargo, las enclasadas embestidas del toro exigían más vibración por parte del espadas; más enjundia en lo que se estaba haciendo y, sobre todo, no olvidar que el toreo es un sentimiento que debe brotar del alma.
Así que al final, y tras una estocada trasera y un tanto caída, porque el toro perdió una mano en el momento del embroque, la labor de
Rivera Ordóñez no supo a lo que debía y la oreja que le concedieron pareció más bien una especia de premio de consolación.
También a este gran toro lo banerilleró con soltura, como al primero de la tarde, con el que consiugió un tecio de buena ejecución antes de realizar un trasteo esforzado ante un ejemplar que termnió parándose y duró muy poco, pues su falta de coordinación en las manos, desde que salió por toriles, le impidió desarrollar más durante su lidia.
El Fandi, fiel a su costumbre, estuvo explosivo en los dos tercios de banderillas y el público, que casi lleno la plaza, disfrutó mucho la entrega del granadino con los palos. Cuarteos, violines, pares por dentro, y uno de poder a poder que tuvo gran mérito, fueron la clave de su éxito en el segundo tercio de la lidia de sus dos ejemplares.
Asimismo, toreó bien y con variedad de capote, demostrando que ha llegado a dominar más cada vez el manejo de la tela. Y si su primera faena fue a menos a la par de la falta de casta del toro, la segunda tampoco tuvo relieve debido a que el quinto desarolló sentido por el lado izquierdo y se le fue al pecho, peligrosamente, en dos pasajes con la zurda. Al final cortó una oreja a este ejemplar por una estocada eficaz en la que entró a matar con gallardía y dando el pecho.
Alejandro Talavante sortó el lote menos potable del encierro, compuesto por dos toros deslucidos que llegaron al tercio de muerte embistiendo sin ningúna reminiscencia de lo que debe ser la bravura. El extremeño solventó la papelete con serenidad; caminó por el rendondel con ese aire más sentimental que tiene ahora su expresión interpretativa, y lució en aislados muletazos que el público miró con agrado.
Los lances a pies juntos a su primero, así como un par de series a dicho toro, y otros pases sueltos delante del sexto, fueron algunos de los escaos detalles que pudo firmar en el ruedo valenciano. Con la espada estuvo más fino a la hora de pasaportar a su primer toro, mediante un pinchazo hondo, mientra que con el sexto, el más armonioso y bien hecho de toda la corrida, tardó en darle muerte con el descabello y escuchó dos avisos.
Resumen de video de Digital Plus