La tarde de hoy el área de sombra estaba totalmente abarrotada de gente para presenciar la entrega  y voluntad de Vanegas, la solvencia de Perera, la desconfianza  y enjundia de Conde, la entrega de Rodríguez y la ilusión que se sintió en el ruedo por la nobleza y bravura de los toros de Los Ramírez, que para mala fortuna no se repitió en sus seis ejemplares..

El rejoneador José Luis Rodríguez se notó solvente sobre sus jacas ante un toro que no se presto al lucimiento, y con el que demostró entrega, sobre todo en banderillas y suerte de la rosa.

Javier Conde no se confió con el primero, con el que se mostró inseguro por ambos pitones. Es de destacar su labor con el percal, donde nos regalo un quite por verónicas que quedaron en la pupila. 

Ante su segundo desarrolló una faena llena de arte, improvisación y temple, por ambos pitones, con un público entregado y volcado en su faena, a un toro que fue de menos a más, al grado de provocar la algarabía absoluta en los tendidos y en medio del estruendo de un público solicitando el indulto, que el juez no concedió y por el que fue abroncado. Sonaron los tres avisos mientras el matador no dejaba de torear. Lo mismo le daba un molinete, que un desdén, que un derechazo o un natural.

llusionante fue ver a Vanegas, un venezolano que no se dejó ganar la pelea y que además supo aprovechar las embestidas bondadosas de su primer burel, por ambos pitones, no sin antes lucirse en banderillas, donde coloco tres pares que pusieron de pie a la plaza. Estoconazo en lo alto, para rodar el toro sin puntilla y así recibir merecidamente el premio dado por el respetable.

Ya en su segundo, la tónica fue distinta, ya que el toro fue complicado, que le exigió el carnet, por lo que decide abreviar..

Perera mostró quietud, temple, mando y solvencia ante su primero, al que realizó faena netamente derechista. Hay que destacar que, la transmisión de que careció el toro, la puso el torero. Con el séptimo, solvente y aseado ante un toro soso que se dejo.