En entrevista para nuestro programa "Barrera Caliente", el matador José María Luévano reveló que la madrugada del lunes, El Jefe Diego llegó a pie a la casa del torero en San Juan del Río, después de haber sido liberado tras más de siete meses de secuestro. Se preguntará usted qué tenía que hacer el barbado litigante en la casa del torero en cuestión. La respuesta es que José María está casado con Laura Fernández de Cevallos, sobrina del panista. Relató el diestro que lo primero que Diego le pidió a Laura fue un chocolate espumoso.
El domingo pasado en el patio de cuadrillas de la Plaza México, Chema ya nos había adelantado la noticia de la inminente liberación de su tío político. Acaso incentivado por ello, Luévano lidiaba con intensidad a su primer toro en La México cuando faltaban doce horas para que Diego saliera al fin del cautiverio. Minutos más tarde, con el buen cuarto toro de La Soledad, José María hizo el toreo sabroso, a la mexicana, abierto el compás y volcando su sentimiento. Dejó huella y volverá, según nos anunció, en otra tarde durante la temporada.
Por cierto, la última vez que nos encontramos al abogado del proverbial puro y la acusada personalidad fue hace exactamente un año en un restaurante del norte de la ciudad, acompañado por un taurino de cepa: Genaro Borrego.
Pauta extranjera
Una verdad incómoda: los extranjeros están marcado el rumbo de la campaña. Uno de ellos, el madrileño Matías Tejela fue el triunfador de la tarde dominical. Ya había cortado una oreja cuando regaló un sobrero de Jorge María, que sacó un estupendo lado izquierdo. El toro acabó yéndose a las tablas y volteando contrario, lo cual hacía improcedente el indulto que solicitaban algunos espectadores. Tejela lo pasó de faena y perdió las orejas por pinchar. En el primer viaje, la punta de la espada resbaló en el arpón de una banderilla, clavada previamente en el morrillo de la res. El resultado fue un mandoble al aire, escena que sorprendió a más de uno.
Manolo, en La México}
Manuel Martínez Ibargüengoitia actuará en la Plaza México durante el mes de enero. Así lo informó el propio Manolo, vía telefónica. Aunque su nombre no figura en el elenco de la Temporada Grande, será interesante ver al hijo de ese figurón del toreo que fue el regiomontano Manolo Martínez. En repetidas ocasiones, Manuel nos ha dejado con la sensación de que le ha faltado muy poco para triunfar al fin en el coso metropolitano. En 2011 se cumplirán quince años del fallecimiento de su padre.
Obituario
Si partimos el número 2010, nos encontramos con 20 fallecidos en el año 10. Luis Barroso, Juan Cañedo, Alejandro Martínez de la Flor, Gabriel Meléndez, José Ramón Tirado, Manolo de los Ríos, doña Martha Chávez (viuda de Joselito Huerta), Gabriel Meléndez "La Coca-Cola", Venustiano Pacheco, Ricardo Pacheco, Zenón Romero, Raúl Barbosa, Román Pedronni, Alfredo Palomo, Gilberto Gastélum, Víctor Huerta, Gabriel Aguilar, José Ramón Garmabella, Kiko Santana y Rafael Guillén. Tan sólo en ocho días fallecieron recientemente el matador poblano Víctor Huerta, el entrañable aficionado Gabriel Aguilar (hijo del Ranchero Aguilar) y el culto y apasionado José Ramón Garmabella, autor de libros taurinos.
Armilla Hermanos, en Zacatecas
El ganado de Armilla Hermanos pasta desde hace algunos meses en la antigua hacienda de Peresillas, en el municipio de San Pedro Piedra Gorda, en Zacatecas. Tras una negociación con Genaro y Javier Borrego, los hermanos Fermín y Miguel Espinosa adquirieron mil hectáreas de ese terreno, ubicado a casi 80 kilómetros de Aguascalientes. Aún así, los hermanos siguen rematando sus corridas en los cebaderos de la ganadería, en el rancho hidrocálido de Chichimeco.
Caparica, al Estado de México
También cambió de ubicación la ganadería de Caparica, que toma su nombre de un bello sitio de playa en Portugal. Julio Muñozcano Cardoso compró la antigua ganadería de Las Huertas, de la que fuera propietario don Luis Xavier Barroso Chávez, en una amplia extensión de terreno ubicada en Jiquipilco, Estado de México. Así que luego de rentar durante unos años un espacio dentro de la dehesa de El Junco en Michoacán, Caparica se traslada, con su ganado y su divisa negro, tabaco y rojo, al Estado de México.