Entretenido resultó el festival taurino celebrado la tarde dominical pasado por  agua ante un lleno en la Monumental y donde los toreros mostraron sus tauromaquias en  una alta expresión y Enrique Garza cortó dos orejas y rabo tras una faena de altos vuelos.

De menos a más embistió el que abrió plaza,que pertenecía a la ganadería de Montecristo y con el cual el rejoneador Rodrigo Santos estuvo muy bien sobre todo en el tercio de banderillas, imprimiendo emoción a la suerte y cuando hubo oportunidad hizo gala de su dominio  en el caballo. No cayó el toro con el rejòn de muerte, por lo que hubo de descabellar en tres ocasiones y todo  quedò en vuelta al ruedo.
 
La experiencia de Eloy se puso de manifiesto ante un toro que tenìa lo suyo de la dehesa de su hijo Jaime. Trasteo breve pero lucido, sobre todo por el lado derecho, donde surgieron pases de temple y mando sìn faltar los pintureros adornos. Con el sello de la casa concluyó Cavazos su faena, estocada casi entera que tumbò al toro y se premió con dos orejas.
 
A partir de este momento se presentó la lluvia que tanto nos había respetado en las corridas de la feria. Excelente estuvo Manolo Arruza al lancear a la verónica, mientras la gente buscaba refugio del agua. Arruza cuaj'o una faena  serena y muy limpia con ayudados y naturales de impecable ejecución. La estocada quedó en buen sitio e hizo que doblara el de Montecristo con prontitud y se le otorgó una merecida oreja .
 
 ¡Que bien ha toreado El Capitán! Ante un nobel ejemplar de German Mercado, de Montecristo, con el que estuvo sensacional. Poco hizo José Antonio con el capote, pero lo bueno aconteció con la muleta  al surgir  una hermosa  faena  a dos manos, donde ejecutó pases con clase y parsimonia. Los derechazos  y  los naturales  se vieron  diferentes con el sello del hijo de Calesero, que ademàs derrochó clase en los pases de trinchera y de la firma, además de emotivos pases por la espalda. Lamentablement,e anduvo errético con la espada y se le escaparon las orejas. Pero la afición aquilató su trasteo y disfrutó mucho su actuación. 
 
¡Aquí estoy! parecía la exclamación del regiomontano Enrique Garza, que estuvo en torero toda la tarde. Lo mejor del festejo con el capote lo hizo este diestro, pues aprovechá las condiciones de  docilidad  y claridad  en la embestida  del toro de Julio Delgado para torear a la manera clásica a la verónica. Garza llevó al toro al caballo  por tapatías, para luego  instrumentar gaoneras  y rematar con una caleserina. La faena de muleta ha sido un portento de bien torear, reposado y dando largueza  a los muletazos con un templa extraordinario, todo hecho con  buen gusto, sentimiento y emociòn que trasmitió. Estocada entera apara llevarse los màximos tofeos, recibiendo la aclamaciòn del respetable.
 
Ante un toro bravo de José Julián Llaguno, que mereciò la vuelta al ruedo, Jorge Delijorge volviò a mostrar una amplia entrega. Pese a la lluvia mucha  gente permaneció en la plaza y ovacionó  a Jorge, que reaparecía de la cornada sufrida aquí mismo el pasado 5 de setiembre. En banderillas estuvo lucido al lado de Garza y Romero. Después toreó con emoción a un toro nada fàcil, por encastado. Mató de estocada entera y se llevó las orejas.
 
Antonio Romero no pudo matar  al que cerró el festejo, de la ganaderìa de Marrón que ha sido el menos bueno del festejo. En medio del aguacero, el zacatecano buscó el triunfo a como diera lugar, puso banderillas  en condiciones  muy adversas y, con la muleta,  ante un toro con peligro, se la jugó se llevó dos fuertes volteretas y en la segunda cayó de mala manera y fue llevado a la enfermeria, donde se le apreció una herida en el escroto. Por su propio pie abordó la ambulancia que lo llevó a la Clínica Santa Elena, donde fue atendido. A este toro lo pasaportó Eloy Cavazos con brevedad.