Pero al margen de esta decisión final, lo importante es que ambos toreros rayaron a buen nivel si se considera lo poco que torean, siendo Platerito, el más joven de los dos, el que proyecta esas ganas de colocarse y a ver si ahora, con el nuevo apoderamiento que anuncio la empresa a mitad de la corrida, consigue ir escalando posiciones. Zacatecas necesita y merece un torero con raza.
Por su parte, Romero, que entró de última hora a esta combinación de ocho toros y cuatro espadas (tres de ellos zacatecanos, algo que debe servir de motivación a la afición local), acabó dando la cara y demostrando su bien aprendido oficio, en sendas faenas de buen acabado, con el mejor lote de una desigual corrida de Vistahermosa, remendada con un sobrero de Los Cues.
En medio de ambos triunfos, uno por la vía del dinamismo y el otro por el sendero de la pausa, César Pacheco, que tomó la alternativa, no tuvo suerte con sus toros y estuvo a punto de dejarse vivo al del doctorado, con el que se eternizó con la espada tras una actuación digna, que mantuvo el interés del público y en la que le robó muletazos de valía.
En el octavo de la larguísima función, pasada por agua, por cierto, César se vio en la necesidad de tragar con un toro de embestida complicada e incierta, con el que estuvo esforzado, valiente, buscándole las vueltas a ver si conseguía someterlo, cosa que no era fácil. Tampoco estuvo fino con la espada y tuvo que conformarse con el cariño que le dispensó el público luego de su tremenda lucha en las filas novilleriles. Ahora, de aquí en adelante, comenzará una nueva etapa en su carrera taurina.
El visitante, Isaac Fonseca, que hacía su debut en esta Monumental, también emocionó al público en el tercero de la tarde y de haber estado fino con la espada hubiese cortado un apéndice, luego de una faena con una puesta en escena de las suyas, aunque sin llegar a redondear del todo, mientras que la faena al séptimo, un galimatías de nulo juego, se lo quitó de enfrente como buenamente pudo porque no había nada por hacer.
Volviendo a los dos triunfadores de la tarde, cabe añadir que Platerito toreó de capote con soltura al bonito castaño que se jugó en tercer lugar, y al que luego le hizo una faena con arrojo, inclusive cuando el de Vistahermosa, que había apuntado muy buenas embestidas de salida, acabó rajándose. Ángel se "peleó" con él en las tablas y lo tumbó de una estocada ando el pecho, un tanto desprendida, de fulminantes efectos que le valió para cortar dos orejas.
En el sexto, otro toro que colaboró poco, Platerito intentó rematar su triunfo, pero las condiciones del del ejemplar de Vistahermosa se lo impidieron, sin que su ánimo decayera en ningún momento.
Romero estuvo centrado, torero, saliendo y entrando de las suertes con reposo, y gustándose, palmo a palmo, en sus dos faenas, que fueron de un corte estilístico similar, ante dos toros nobles, los de mejor juego del encierro, y terminó por convencer al público. El pinchazo que antecedió a la estocada le quitó el trofeo que ya tenía ganado, así que en el quinto de la tarde se afanó en estar a la altura del compromiso y lo consiguió con creces en otra faena muy interesante, que, ahora sí, remató de una magnífica estocada en la que deletreó la suerte de matar. Vamos, la hizo como mandan los cánones.
Y así cortó las dos orejas que le valieron la Puerta Grande en compañía del feliz Platerito, en una tarde en la que los dos toreros de la tierra brindaron al cielo en recuerdo de sus respectivos padres, fallecidos hace algunas semanas y que hoy, seguramente, miraron de allá arriba con orgullo a sus vástagos toreros.