La corrida por las tradiciones en la Monumental Monterrey, que celebró su aniversario número 88, resultó no solo un éxito artístico a decir de las nueve orejas y un rabo concedidos, sino también en la imagen que proyectó ver la plaza con una entrada que rozó los tres cuartos de entrada en los tendidos, donde los aficionados que se dieron cita disfrutaron de una buena velada en una noche muy calurosa.
Y es que los siete toros de la ganadería de San Pablo, propiedad de Leopoldo Martín del Campo "Paviche", en general dieron buen juego y permitieron el lucimiento de los toreros, sobresaliendo el corrido en tercer lugar, que le tocó en suerte a Juan Pablo Sánchez, y que fue premiado con la vuelta al ruedo. Y el primero, del rejoneador Jorge Hernández Gárate, de arrastre lento.
El llamado a defender las tradiciones mexicanas, como la charrería, la gallística y los toros, hizo eco e invitó a la afición a acudir como en romería al coso, como desde hace tiempo no sucedía y esto es buena señal pues quiere decir que afición la hay, además de que a muchos aficionados les pareció bueno, por esta vez, ser testigos de una corrida charra en la que se combinaron el toreo a caballo y seis matadores de a pie, entre ellos una mujer, Paola San Román, por hoy la de más regularidad en los cosos.
Tras la exhibición de gallos, caballos bailadores, suertes charras y la participación de una escaramuza, que recogieron muchos aplausos, comenzó el festejo de aniversario, mientras la gente seguía ocupando sus localidades.
Abrió plaza el rejoneador potosino Hernández Gárate, quien desplazó en el ruedo a sus caballos "Tin Tan", "Velazquez" y "Resortes", sobre los que ejecutó, con sobrada técnica y manejo de las riendas, una faena vistosa, templada y de calidad, sobre todo al llevar al de Paviche cosido en el estribo en el segundo tercio, y colocar banderillas al violín en dos ocasiones, momentos que cautivaron al público regio. Mató al primer viaje y cortó la primera oreja de la noche.
El otro potosino del cartel, el matador de dinastía Fermín Rivera, realizó apenas su tercer paseíllo de su vida en esta plaza, y le tocó en suerte un toro que tuvo condiciones, pero le faltó transmisión. Las embestidas descompuestas del astado no hicieron mella en Fermín, que se esforzó por sacar la faena. Al entrar a matar caló al toro y así fue como perdió la oreja que había ganado, gracias a su esfuerzo. Escucho un aviso.
Con el tercero del festejo, el regio Juan Fernando, que hacía su paseíllo número 16 en la Monumental, en igual número de años de alternativa, realizó una faena de corte cavacista que inició de rodillas, en el tercio, en un atropellado afán de triunfar ante sus paisanos, al que siguió un toreo alegre y de cara a la galería.
Tras el estoconazo con el que dobló el toro, se le concedió la oreja, pero el regiomontano se mostró suplicante hacia el palco de la autoridad, algo que no debe de ser, y prendió la gente a su favor para que el juez le concediera una segunda oreja de manera benévola.
Enseguida tocó turno a Juan Pablo Sánchez, quienes encontró en el ruedo con "Apoderado" un bonito toro de 496 kilos, que fue bravo, noble, y además tuvo transmisión y recorrido, lo que le permitió al enrachado hidrocálido realizar un trasteo con reposo y de gran calidad.
Era tal la humillación del toro al descolgar la cara, que hasta encajó los pitones en una espectacular vuelta de campana en el tramo final de la faena. Sánchez mató de una estocada entera en buen sitio. En medio del grito de "¡toreo, torero!" y dianas en las alturas, se le concedieron de inmediato las orejas y el rabo a toda ley, trofeos que paseó en la vuelta al ruedo con el ganadero tapatío.
La que sorprendió gratamente en su debut ante la afición regia fue Paola San Román, al mostrar buena técnica con el percal en los lances de recibo a la verónica y una media bien rematada. Gustó también en el quite por gaoneras y ya con la muleta, la torera queretana instrumentó una faena por ambas manos bien plantada en la arena y toreando con buen gusto. También pasaportó a su enemigo al primer viaje, mediante una estocada de efectos fulminantes y tras la fuerte petición, el juez Antonio Quiroga le concedió la segunda oreja.
El toro que menos prestaciones dio del encierro fue el corrido en sexto lugar y que correspondió a Leo Valadez, que estuvo empeñoso en su labor. Escuchó un aviso y saludó una ovación en el tercio.
El último ejemplar de la noche le correspondió a Isaac Fonseca, un torero que se ha ganado al público desde su debut en esta plaza y anoche no fue la excepción. Con cuatro largas cambiadas de rodillas en el centro del ruedo, el moreliano anunció que estaba dispuesto a no dejarse ganar la pelea por quienes ya se le habían ido por delante en el corte de orejas.
En su capote se podía leer la frase "Vive Libre tus tradiciones, Valor y Libertad", que el menudo diestro ha hecho como suya en cuanta ocasión lo amerita, ya sea aquí o desde España.
Su faena tuvo contenido, entrega y emoción que hizo vibrar al público y que, pasada la media noche, le premió con las dos orejas para compartir salida al ruedo con sus compañeros como colofón de la maratónica corrida que provocó una gran entrada en la octogenaria plaza regiomontana.