Sin duda el mejor toro del festejo fue el que le correspondió a Javier en su primer turno, un ejemplar de Teófilo Gómez que, si bien fue ligero de carnes, no adoleció en su presencia y trapío: bien armado, bravo, noble, que requirió dos rejones de castigo para atemperar sus condiciones. Funtanet hizo gala de sus avances, tanto en la monta, como en la lidia llevando muy prendido, pero con temple a su emotivo enemigo. El clímax fueron tres banderillas al quiebro y clavando al violín. Ahí terminó de entregarse la afición tapatía.
"Jalisciense" fue un gran ejemplar, que al palco de la autoridad se le pasó premiar con un merecido arrastre lento. En la pega a este toro, el forcado de cara José Kaica fue volteado de forma dramática. Por fortuna –aunque no deja de ser de cuidado– todo paró en una conmoción leve. Completó la pega Jesús Aranguren al primer intento.
El segundo toro de Funtanet fue un ejemplar de Peñalba, hierro del que, en la despedida de Pablo Hermoso, su hijo Guillermo indultara un toro de esta ganadería propiedad de Javier Bernaldo. "Costurero" no negó la cruz de la parroquia al comenzar su lidia abanto, para enterarse pronto y exigirle a Funtanet que echara mano de lo mejor de su repertorio.
Al público se le notaba a leguas el gusto y conocimiento del "Arte de Marialba" y apoyaron al joven capitalino a través de su actuación, sobre todo en la emocionante lidia del emotivo ejemplar. Quiebros, cuarteos, banderillas al violín y temple en el toreo de costado fueron el sello de esta faena que llevaba cantada la salida en hombros. Lástima de los fallos con la espada, porque hubiera cortado, por lo menos, otra oreja.
Al margen de este hecho, Javier demostró que ya está listo para tomar la alternativa con honores, tras una corrida como amador que lo coloca en una posición privilegiada de cara al futuro inmediato.
Emiliano Gamero tuvo cara y cruz en el sorteo: su primero –"Buena Suerte", de Pepe Garfias–, no paró de embestir, ni Gamero de recrearse. Lució el caballero en plaza al llevar muy ceñido a su enemigo. Sabe –y le gusta– comunicarse con la gente, por lo que esta lo apoyó sin cortapisas. El de Pepe Garfias se agarró al piso por agotamiento al final del trasteo y dificultó la suerte final.
Con el cuarto de la tarde, todo comenzó con esperanzas fallidas. Por fortuna, el toro cambió de lidia y afloró la bravura de la casa de Los Encinos, así pudimos recrearnos con el toreo variado de Emiliano Gamero. Otra vez la espada echó por tierra la esperanza del público de otorgarle trofeos al personal caballista capitalino.
El joven queretano Tarik Othón también tiene un gran futuro. Al primero de su lote, que se lidió en segundo lugar, lo recibió prácticamente a porta gayola, por lo que fue muy ovacionado, ya que esta suerte es muy riesgosa porque galopó de frente a toriles en el momento en que el toro aparecía en la arena, para clavarle el primer rejón de castigo. Por desgracia, el toro de Campo Hermoso duró poco; se paraba, pero cuando sentía su objetivo cercano, le apretaba fuerte a las cabalgaduras de Tarik, en una incómoda embestida por arreones.
El quinto de la noche, que fue abanto de salida, se enteró cuando recibió el rejón de castigo por parte del queretano, que clavó, al igual que sus compañeros de cartel, con muy buena puntería a lo largo de su interesante actuación. El toro embistió con calidad, pero desgraciadamente se agotó al final y Tarik no pudo lograr una estocada al primer intento, pero demostró su valía y así concluyó una atractiva corrida de rejones, la tercera en pocos meses en el coso tapatío.