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San Román y Gutiérrez piden paso...

Jueves, 12 Dic 2024    CDMX    Juan Antonio de Labra | Foto: Hidalgo           
Los dos salieron a entregarse sin reserva en la Corrida Guadalupana
Los toreros de la "Cosecha del 22", representados esta noche en la Plaza México por los primeros de dicha camada que tomaron la alternativa, Héctor Gutiérrez y Diego San Román, demostraron que la gente está ávida de ver caras nuevas y arrimones de miedo, como el que protagonizó el queretano, que cortó la única oreja en esta Corrida Guadalupana que tuvo una primera parte mucho más entretenida que la segunda.

Y eso se debió a que, del encierro de Jaral de Peñas, los tres primeros toros dieron más juego, por lo que la terna, encabezada por Antonio Ferrera, pudo expresarse mejor antes de llegar al Ecuador de la última corrida del año 2024 en el coso de Insurgentes.

San Román venía a festejar el tercer año de haber recibido el doctorado, que fue precisamente en una corrida como ésta, del 12 de diciembre, del año 2021, y ratificó todo ese constante esfuerzo que no ha tenido tregua, con una actuación muy sólida que, seguramente, el año entrante le servirá para ir a ratificar esa alternativa a la plaza de Las Ventas de Madrid.

Así que con esta corrida se ha posicionado en la parrilla de salida de los toreros mexicanos para acudir a torear a España, con el apoyo de la empresa EMSA, que lleva sus poderes. Y se nota que Diego está motivado, "con la hierba en la boca", como se dice, deseoso de pelearle las palmas a quien le pongan delante.

Al tercero de la tarde, un toro que manseó en varas hasta en cuatro fugaces entradas al caballo, le formó un auténtico alboroto, desde que se plantó de rodillas –y no precisamente para ir a hacer manda a La Villa– con ese arrebato tan suyo que está fundamentado en un valor que asusta, como aquél que tenía Carmelo Pérez cuando el feroz texcocano surgió en el firmamento taurino y deslumbró siendo novillero.

Y la apuesta le resultó al queretano, no obstante que en varios pasajes de la faena no dosificó el grado de mando que había que imprimir al trasteo, hasta que terminó derribando al toro en un monumental pase de pecho que vino a resumir aquello de "¡aquí mando yo, señores!"

Ese indómito afán de triunfo vino a ser como agua de mayo en una época en la que muchos toreros salen a la plaza sin el arrojo suficiente para cautivar al público. Por eso, los olés que le tributaron a San Román, salieron de las entrañas de los aficionados, a la par emocionados que impresionados por el despliegue de valentía del torero de dinastía.

Redondos, largos, de cintura rota, toreando con largueza, sometimiento y temple, fueron la clave de una faena de una reciedumbre total, y así como comenzó de rodillas, también culminó una obra de atragantón, mediante unas manoletinas de hinojos en las que se pasó al de Jaral de Peñas muy cerca, como si tal cosa.

Un pinchazo en el que se dejó la mano atrás, y luego una estocada rotunda, no le impidieron cortaron una merecida oreja que algunos protestaron. Pero lo más trascendente de su cuarta tarde en La México fue que convenció a todo mundo. Ojo con ese gallo, que trae los espolones muy bien afilados.

Minutos antes de esta faena de torero macho, Héctor Gutiérrez hizo una de torero artista, con esa filigrana en el acabado de sus muletazos, y un gran asentamiento en las zapatillas, que tantos y buenos dividendos le viene dando. Y aunque ha toreado sin tanta continuidad como San Román –veinte corridas menos– también volvió a enseñar sus cartas credenciales, luego de la cornada sufrida a comienzos de año en la Plaza México.

Este toro fue quizá el más definido del encierro, y mantuvo una embestida noble a lo largo de toda su lidia, lo que permitió al hidrocálido torear a placer, con largueza y buen gusto, por lo que dejó un grato sabor de boca, antes de colocar media estocada un poco tendida, que hizo doblar al toro que fue levantado hasta en dos ocasiones por el puntillero, lo que enfrió un poco los ánimos para que le concedieran la oreja.

Y aunque el trofeo no llegó a sus manos, sí el cariño de un público que sabe de qué va lo de Gutiérrez y lo seguirá esperando, porque la vuelta al ruedo fue de auténtico lujo luego de haber toreado como sabe y lo siente.

Antonio Ferrera, que lució un capote verde y un extravagante vestido con águilas del escudo nacional, se empeñó en dar espectáculo, y aunque al alegre toro que abrió plaza llegó a ahogarlo en distintos pasajes de la faena, ahí quedaron otro repletos de verticalidad, toreando con la mano derecha, sin espada, en los que le llegó mucho al público.

Porque también había toreado con soltura de capote, en el saludo, y en el quite, y banderilleado con esa facilidad que le caracteriza, antes de esa faena intermitente con un toro que no terminó de romper, pero apuntó cosas interesantes, al que mató de una estocada entera y desprendida, hecho que le impidió cortar una oreja que se pidió con fuerza.

La segunda mitad de la corrida ya nada tuvo que ver con lo que había ocurrido antes, y esos tres toros no tuvieron fuelle, ni calidad en las embestidas, por lo que la emoción que habían dejado los toreros se fue diluyendo en tres faenas que no calaron en el ánimo de la gente en una noche donde Gutiérrez y San Román salieron como perros de presa a dejar en claro que quieren llegar a convertirse en figuras del toreo. Y ambos están en el camino correcto.

Ficha
Ciudad de México.- Plaza México. Corrida Guadalupana. Menos de media entrada (unas 17 mil personas) en noche fresca. Toros de Jaral de Peñas, bien presentados, de juego variado, de los que los tres primeros fueron más toreables. Pesos: 471, 468, 481, 493, 534 y 504 kilos. Antonio Ferrera (vainilla y oro): Vuelta tras fuerte petición y silencio. Héctor Gutiérrez (carmesí y oro): Vuelta y silencio. Diego San Román (marfil y oro): Oreja con algunas protestas y silencio. Incidencias: Destacaron en banderillas Fernando García y Edmundo Navarro, que saludaron una ovación en el 2o. La gobernadora de Aguascalientes, Tere Jiménez, presenció la corrida en una barrera de Sombra acompañada de su esposo, el ganadero Luis Alberto Villarreal, y Héctor Gutiérrez le brindó el 5o. toro. Las tablas fueron pintadas por Rafael Sánchez de Icaza. Se interpretó el Ave María de Gounod y hubo un show de drones. La corrida comenzó a las 20:15 horas.

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