Una vez concluida la primera mesa de trabajo del XI Congreso Mundial de Ganaderos de Toros de Lidia, los criadores se trasladaron a la Finca Cuatro Caminos, propiedad del matador Arturo Macías, donde hubo una tienta de sementales que resultó de gran interés para los asistentes, misma que finalizó con una agradable comida acompañada de una exhibición de baile regional mexicano, a cargo del grupo juvenil de Puerto Vallarta, invitado a Aguascalientes por la Secretaría de Cultura del estado.
En esta tienta participaron cuatro de los novilleros punteros del escalafón mexicano: Bruno Aloi, Eduardo Neyra, Luis Garza y Emiliano Osornio, quienes lidiaron ejemplares de las ganaderías de San Fernando (Santiago Pérez Salazar); Montecristo (Germán Mercado Lamm), Río Tinto (Miguel Barroso Díaz Torre) y Los Encinos (Eduardo Martínez Urquidi), que fueron probados por el picador José Isabel Prado.
Con la presencia de los criadores de los cuatro ejemplares, salvo Germán Mercado, que no pudo acudir, los ganaderos disfrutaron de cuatro faenas de corte distinto, así como del juego de los novillos lidiados, siendo del de Río Tinto, “Señorial”, número 67, negro zaino, el más completo y el que se llevó la tarde por la profundidad de sus embestidas.
El novillo de encaste Domecq, permitió a Luis Garza hace una faena alegre y variada en la que poco a poco se fue compenetrando con las embestidas del ejemplar, en medio de la admiración de ese público conocer que supo valorar la condición mostrada.
El novillo de Montecristo, de encaste San Mateo-Llaguno, también lució en las manos de Eduardo Neyra, y aunque resultó un tanto tardo, cuando acudía a la muleta lo hacía muy descolgado y metiendo la cara con clase, por lo que le novillero duranguese tuvo que encontrarle la distancia para poder torearlo con entrega, en muletazos largos y sentidos.
El novillo de Los Encinos, de la cruza hecha por Martínez Urquidi del encaste Santa Coloma con el toro mexicano, fue noble y dejó estar a gusto a Emiliano Osornio, que toreó bellamente a la verónica, con suavidad y ritmo, y brilló en un magnífico quite por mandiles, ejecutados con el compás abierto. Luego le hizo una faena medida, estructurada, en la que destacaron muletazos por ambos pitones, en los que le puso la chispa que le faltó al novillo.
Abrió plaza Bruno Aloi con un novillo de pelo jabonero del nuevo hierro de San Fernando, que tuvo poca fuerza y calidad en el inicio de la lidia, y finalmente acabó ciñéndose por el pitón izquierdo. A pesar de ello, Bruno le plantó cara con su valor sereno y le robó pases de mérito.