Con un vistoso lance de recibo Calita saludó a "Pelusito" que a la postre fue el que dio mejor juego, un ramillete de verónicas ganando terreno rematadas en los medios constituyeron el principio de una buena labor con el percal, siguieron chicuelinas al paso para llevar el astado al caballo de César Morales, que lo prendió bien. Quitó por navarras que remató soltando una punta del capote y le aplaudieron con fuerza.
Lució Jorge Delijorge al clavar un magnífico par dando paso al brindis del matador a la concurrencia. En la boca de riego Calita comenzó con un cambiado por la espalda muy seguro, echó el engaño para traer toreado al animal por el lado derecho, donde hubo muletazos muy erguido y ligando. Se adornó previamente para torear con la zurda y agregar adornos finales destacando las luquesinas que antecedieron a la estocada pasada que hizo efecto. Se le concedió arrastre lento al toro y dos orejas al torero.
Sufrió un desarme deslució en el inicio de capote a su segundo, castaño que no tuvo el recorrido del otro y lo llevó a los medios echándole bien el capote abajo; el toro fue pronto al caballo y en el segundo tercio Paulo Campero clavó un gran par de banderillas, dejándose llegar los pitones para saludar una ovación en el tercio. El brindis fue al matador huamantleco Fernando Flores. La faena no levantó ya que el toro se empezó a quedar, recurriendo el matador a toreo por la cara como fase final del trasteo que terminó de tres pinchazos y estocada, escuchando un aviso seguido de palmas.
El que cerró plaza, segundo de Sergio Flores, tuvo cierta tendencia a salir suelto de las telas. En los comienzos de su actuación, Sergio lo lanceó bien y lo remató mejor. Un buen puyazo colocó Daniel Morales al que se le aplaudió la buena colocación y brevedad de la suerte. El brindis fue al ganadero Emilio Rodríguez, de Atlanga. Posteriormente, hizo una estructurada faena por ambos pitones quizá de poco asentamiento en las zapatillas, pero aderezada con música y así el público respondió al torro. El estoconazo que dio muerte al toro culminó la labor de Flores, a quien se le concedieron dos apéndices un tanto benévolos.
Ante el tercero de la tarde su quehacer capotero fue breve y él mismo lo puso al caballo para un puyacito medido. Intentó meter en la muleta al toro que reculaba, y lo consiguió a base de insistencia y conocimientos para conseguir algunos momentos destacados por ambos lados. A la hora de matar colocó una estocada honda en buen sitio, y hubo alguna leve petición de oreja que no prosperó y todo quedó en una ovación.
Es cierto que el lote del español Antonio Ferrera ofreció poco, sin embargo él tampoco mostró gran voluntad por superar las dificultades que le presentaron. En algún momento se vio con deseos de agradar pero sin resultados, como ocurrió ante el primero que se le revolvía pronto y lo toreó sobre plantas.
A este toro que le pegaron fuerte trató Ferrera de hallarle el ritmo, por ningún lado lo logró, además que se notaron los efectos del puyazo de manera que la labor del torero extremeño no trascendió. Terminó con espadazo desprendido, dos descabellos y se retiró en silencio.
El cuarto toro empujó desmontando al piquero sin consecuencias. Brindó Ferrera al público y se dobló bien en los primeros muletazos, después trató de acompañar las embestidas pero no se confió por ninguno de los perfiles, así que decidió abreviar. Terminó su labor de un pinchazo y tres cuartos de estocada, algo atravesada, que hicieron doblar al toro después que el juez le había enviado el primer aviso, y nuevamente tuvo silencio.