El próximo 10 de noviembre se cumplirán apenas nueve meses de la escalofriante y grave cornada que sufrió en el cuello el joven matador tlaxcalteca José Alberto Ortega, que lo puso al borde de la muerte en aquella corrida celebrada en la plaza Jorge Aguilar "El Ranchero" de Tlaxcala el pasado 10 de febrero.
Hubo quienes aseguraban que, de salvar la vida, el joven tlaxcalteca ya no regresaría a los toros por los severos daños causados en el rostro y tórax, pero la oportuna atención médica, las cirugías y los meses de rehabilitación emocional y física, han hecho posible que José Alberto esté listo para reaparecer en los ruedos.
Será el próximo 9 de noviembre, en la misma plaza donde cayó herido donde compartirá cartel con Pablo Hermoso de Mendoza, que se despide, y con el michoacano Isaac Fonseca, en una corrida que ya tiene el boletaje agotado desde hace unos días.
"Yo tenía la mente puesta en regresar a los toros. Nunca perdí la fe, así que gracias a Dios se ha dado y ¡de qué manera! La verdad que me hace muchísima ilusión verme de nuevo anunciado en un cartel y este compromiso lo afrontaré con responsabilidad. Estoy muy agradecido por todo lo que está pasando. Todo lo que pasa es una bendición y todo viene de Dios, por algo siempre pasan las cosas. Me hace muchísima más ilusión el tener la plaza llena y ver que se están moviendo muy bien las cosas".
El momento imborrable
El recuerdo de sentir la cabeza del toro muy cerca de la suya saliendo de chiqueros, cuando se disponía recibirlo a porta gayola, es una imagen que guardará en la memoria José Alberto toda su vida.
"Me acuerdo perfecto de todo. Yo tenía asumido el sitio que estaba pisando, sé que no es fácil nada delante de un toro, pero estaba dispuesto a cruzar esa línea que yo tenía, sobre todo el que sabía que era una corrida muy importante y que también me podría abrir muchas puertas".
El torero tlaxcalteca tenía apenas seis meses de que había tomado la alternativa, por lo que cada tarde era para ganarse el siguiente contrato.
"Alcancé a ver su cara cerca de la mía y sabía que iba a pasar muy justo, pero nunca me imaginé que fuera tanto. … Solo sentí el tirón hacia atrás y cuando sentí el piso firme, me levanté. Lo primero que hice fue irme a las tablas y ahí Asael, mi mozo de espadas, me recibió y colocó su mano en la herida para comprimir la hemorragia y me salvó la vida. La verdad que me acuerdo casi perfecto de todo, hasta que llegué al quirófano del Hospital Humanitas".
El pitón del toro entró por la mandíbula y dañó severamente el conducto auditivo del lado derecho, además de fracturar el maxilar y descomponer de su posición la arcada dental. Al cabo de dos intervenciones quirúrgicas y muchas sesiones de terapia física y emocional, los médicos están sorprendidos de su evolución.
"Al principio ellos me preguntaban a qué me iba a dedicar después de esto y yo les decía que iba a regresar a entrenar y a realizar mi profesión. La verdad que se quedaron sorprendidos, ellos pensaban que me iba a retirar, para estudiar o trabajar en algo diferente. La recuperación ha sido muy larga, pero me estoy sintiendo mejor cada día. Parece que falta una operación más para el otro año y la verdad que estoy feliz porque puedo seguir luchando por mis sueños e ir trabajando por ello".
El apoyo solidario
José Alberto nunca se dio por vencido y la mejor terapia que pudo haber tenido en estos meses es sentir el apoyo de mucha gente del toro que lo apoyó, no solo económicamente para ir pagando la cuantiosa suma hospitalaria, sino también de lo que se hicieron presentes con un mensaje de pronto alivio.
"Necesitas tener claro lo que quieres, el amor que le tengo al toro, el respeto y el cariño ha crecido. La verdad que ha sido duro, no solo para mí que lo he vivido en carne propia, sino para mi familia, seres cercanos y toda esa gente que me estima y me tiene cariño.
"Ha sido un momento muy duro, pero creo que de eso se trata la vida, de cuando te caes te vuelves a levantar y es lo que he tratado, sobre todo el luchar por mis sueños y también con ayuda de todos, familia, médicos y profesionales de la medicina, que han estado conmigo.
"Al final, físicamente cada día me voy sintiendo mejor, ha sido sobre todo el brazo derecho el que ha sufrido mucho más, por la parte de la espalda, del hombro, pero gracias a Dios vamos bien”.
Agradeció a todos quienes lo han apoyado económicamente a salir adelante y pagar lo que se debía en los hospitales, aunque aún falta. A los ganaderos que regalaron un novillo para el festival a su causa y a sus compañeros toreros, cuadrillas y todos lo que colaboraron sin cobrar un peso en el festival benéfico que se realizó hace unas semanas.
Un nuevo amanecer
El volver por primera vez al campo para ir ganando masa muscular y probarse frente a los becerros, le hizo cobrar nueva vida a José Alberto.
"La verdad que era algo que yo necesitaba, también quería ver las reacciones que podría tener y sobre todo despejar muchos fantasmas. Si lo pudiera describir con una experiencia similar, diría que fue como la primera vez que me puse delante de una becerra. Esa ilusión, ganas de ver que soy capaz de seguir manteniendo el sitio de verme feliz. Al final soy feliz delante de los toros y las vacas y la verdad que ha sido muy especial este nuevo proceso".
Por ahora, José Alberto piensa en poder recuperar este tiempo, de pensar en los errores que se pudieron haber cometido esa tarde en Tlaxcala, superar los miedos y ver un futuro claro.
Piensa en el momento en que pueda regresar al hotel la noche del 9 de noviembre, y de seguir superando los retos.
"Sobre todo, el próximo sábado quiero verme feliz y satisfecho de regreso al hotel. Sin duda lo principal es que a todo ese público que me espera ver torear de nuevo les voy a entregar mi alma, mi corazón y estoy seguro de que así va a ser, será una tarde muy importante y también quedará para mi historia de superación de que se pueden alcanzar los sueños".