Saludó Calita al primero de la lidia a pie en tablas con una larga de hinojos de la que el toro salió suelto, hasta que lo llevó a los medios y le ligó chicuelinas ajustadas. Después, el de Begoña embistió con prontitud y se arrancó hacia el picador y volvió a acudir bien al capote del torero mexiquense, que realizó un quite por navarras que tuvo ritmo.
En banderillas, Jorge Delijorge se lució en los tres pares y el público que aquilató esa labor, le premió llamándolo a saludar una ovación en el tercio.
Luego del brindis al público, Calita dejó ver su sitio y el buen momento por el que atraviesa como líder del escalafón y, aprovechando cada embestida del toro por ambos lados, destacando el toreo al natural con gran profundidad y temple, hizo una faena maciza en la que intercaló varios adornos que resultaron variados y emotivos por el juego de "Xicohténcatl".
Conforme avanzó la faena, la gente comenzó a pedir el indulto del toro con insistencia, mismo que fue concedido, y al final de la lidia al torero le entregaron los máximos trofeos simbólicos, que paseó sonriente en la vuelta al ruedo.
Repitió el buen toreo con el percal en el recibimiento a su segundo ejemplar, que tumbó de manera espectacular al picador Erick Morales, afortunadamente sin consecuencias. Con efectividad se dobló Calita para hacerse del toro y llevarlo toreado en otro buen trasteo que echó a perder por pinchar antes de meter un espadazo bajo que influyó para no cortarle las orejas y se retiró en silencio.
Diego San Román demostró toda la tarde que es un torero de pelea, y de esa manera lanceó al que cerró la feria con suavidad, siendo medido el castigo del picador en varas. Posteriormente, los banderilleros clavaron los palos de cualquier manera, contrastando con el empeño del matador para sacarle partido al toro que empezó a quedarse corto en su embestida.
Fue entonces cuando el público pudo aquilatar el valor y el aguante del queretano, que se quedó muy quieto para hacer pasar al toro en muletazos que emocionaron mucho y así surgió el grito de "¡torero, torero!". Rubricó su faena de un espadazo bien colocado, de efectos rápidos, y fue premiado con dos orejas bien ganadas.
Ya había dejado constancia San Román de su empeño por triunfar, al haber lanceado a su primer toro a pies juntos y rematar garboso. El puyazo fue trasero y los banderilleros estuvieron desacertados en el segundo tercio.
Posteriormente, Diego empezó con la franela toreando por alto cerca de tablas y siguió en los medios con buenas series derechistas, pese al corto recorrido del toro, poniéndose cerca para encelarlo y exponiendo, en otra faena de aguante. Las manoletinas finales terminaron de encender el entusiasmo de la gente. Mató de una estocada trasero y un golpe de descabello y le concedieron un apéndice.
Sergio Flores dibujó algunas verónicas buenas ante un toro que apenas cumplió en varas, antes de que los banderilleros, que estuvieron erráticos toda la tarde, con excepción de Delijorge, cubrieran el segundo tercio.
Labor muleteril de Flores inició con muletazos por abajo, tratando de corregir la embestida del de Begoña. Así intentó sacarle partido con la derecha, pero el toro se volvía pronto y buscaba al torero dado lo cual se tornó su quehacer en labor de aliño antes de oficiar con la espada, con la que colocó una estocada delantera y caída que fue suficiente para escuchar palmas a su esfuerzo.
Al quinto de la tarde lo toreó aseadamente a la verónica, aunque después instrumentó chicuelinas con movimiento de zapatillas. El puyazo fue breve, lo mismo que el segundo tercio. Después, Sergio ejecutó muletazos por ambos pitones, terminando su faena cerca de tablas. Entró a matar y dejó media estocada desprendida, que tardó en hacer efecto, y sonó un aviso. Se retiró en silencio.
Abrió plaza el rejoneador José Corral que dejó dos rejones de castigo traseros, clavó banderillas largas y cortas con poco acierto pese a lo cual tuvo cierta respuesta del público, que estaba receptivo a su labor. Mató de un metisaca y al concluir la lidia la gente dividió las opiniones, al tiempo que se ordenó un arrastre lento para el toro, un tanto benévolo.