Rivera estuvo valiente aunque atropellado, después que al de Tenexac le dieran un fuerte castigo en varas; más adelante, Gerardo quitó por navarras un tanto aceleradas, siendo esta su misma tesitura la que mostró al momento de poner las banderillas.
Comenzó por bajo su faena para después tratar de robarle algunos muletazos al cárdeno que no tomó, dándole incluso un susto al torero. Sin embargo, mató de certera estocada y el juez concedió la oreja para compensar la que le negó en el toro anterior.
Saludó a su primero cerca del tercio frente a la puerta de toriles teniendo que tirarse a un lado para no ser arrollado. Veroniqueó con cierta celeridad y él mismo puso al toro en el caballo; suerte donde empujó con fuerza, previo a ejecutar una serie de chicuelinas. Prologó su labor con dos pases cambiados por la espalda que fueron jaleados por el público.
Embistió el toro con bravura y emotividad, aunque muletazos más tarde se empezó a enterar. Gerardo dejó una estocada caída pero vino la abundante petición del auricular que no concedió, motivo por el cual el juez recibió sonora rechifla por su decisión.
Lo mejor de la actuación por Angelino de Arriaga ocurrió ante el toro que abrió plaza, uno de Caparica, de justa presencia, que provocó algunos pitos de salida, De Arriaga se gustó en los lances fundamentales que remató con una media verónica. Empujó el astado en sus dos viajes al caballo tras los que el diestro quitó por chicuelinas. Tomó las banderillas para con exceso de preparación cubrir el tercio.
Tras el brindis, se fue de inmediato a los medios aprovechando la continuidad de embestida y el buen estilo de "Gamerito" por ambos lados. Entró a matar con el toro encogido y pinchó en dos ocasiones antes de la estocada definitiva, el público guardó silencio luego que aplaudió al toro en el arrastre.
El cuarto saltó al estrecho callejón sin ocasionar daños, poco se le vio de capa y el toro no excedido de fuerza cayó varias veces. Poca repercusión tuvo el trasteo por el escaso ajuste y exceso de adornos, dejó media estocada que fue suficiente y sin que se lo pidieran salió a saludar, luego arrancó a dar la vuelta.
Recibió Emilio a su primero con dos sabrosas verónicas y otras tantas chicuelinas, llevándolo luego al piquero donde poco se empleó. Brindis del torero a la parroquia, acto seguido caminando con suavidad y en la misma forma llevar al astado a los medios, intentó ligar las series sin embargo hubo poca respuesta por ambos perfiles. Terminó con ayudados por alto. Un pinchazo y media ración de espada hizo doblar al astado. Macías escuchó palmas.
Buenos lances recetó al toro último de la corrida, un ejemplar que empujó en uno de los puyazos, previo a comenzar con pases por alto su faena. Destacó la serie por el lado derecho a ser la labor con más temple y ligazón de la tarde. El animal a fin de cuentas se desentendió y Emilio entró a matar pinchando en dos ocasiones antes de sepultar la espada en su totalidad. Nuevas palmas del respetable.