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¿Colombia sin toros? (I)

Miércoles, 19 Jun 2024    CDMX    Jorge Raúl Nacif | Infografía: LM   
Antecedentes de una problemática silenciosa que fue en aumento
La última semana de mayo, el Congreso de Colombia aprobó una ley para prohibir la celebración de festejos taurinos en el hermano país suramericano, noticia que ha corrido como reguero de pólvora porque constituye, a priori, un grave atentado contra las libertades fundamentales de todos aquellos que forman parte de la tauromaquia, ya sea como aficionados o integrantes del gremio profesional. 

Esta ley prohibicionista será firmada en los próximos días por el presidente Gustavo Petro –antitaurino declarado– y luego tendrá que pasar por el filtro de la Corte Constitucional, donde podría "echarse para atrás" en caso de ser considerada anticonstitucional. De aprobarse por esta última instancia, la ley entraría en vigor dentro de tres años, ya con un poder ejecutivo diferente. 

Panorama histórico contextual

Aunque no es nuevo que el tema taurino sea polémico, no fue sino hasta finales de la década de los noventa cuando comenzaron en Colombia los ataques sistemáticos y organizados en contra de la tauromaquia, varios de éstos orquestados desde las propias instancias de gobierno.

"Esta situación tiene que ver con lo que se ha dado en muchos lugares del mundo, donde el prohibicionismo y la intolerancia se han abierto paso. La Fiesta en Colombia gozó de supuesta salud hasta finales del siglo pasado, pero desde hace más de 10 años hay una tarea en el Congreso por parte de sectores, que se hacen llamar animalistas, que pretenden la abolición de las corridas de toros y de otras expresiones tradicionales, como el coleo, las peleas de gallos y las corralejas", explicó el reconocido periodista Víctor Diusabá.

De acuerdo con la también comunicadora Carolina Andrade, "desde mediados de 2004 o 2005 comenzaron a sentirse medidas que empezaban a preocuparnos. Una que fue decisiva fue el no apoyo y la no destinación de recursos públicos a actividades taurinas. Gran parte de nuestras plazas tenían el apoyo de empresas de licores, que son dineros públicos, y el haberlo cortado se sintió. En su momento se logró sobrevivir porque se buscaron alianzas y hubo estrategias".

Juan Carlos Gómez, empresario de la plaza de Manizales, profundizó en el contexto: "Van más de 15 años, casi 20, de ataques antitaurinos continuos de gente patrocinada con grandes sumas de dinero por parte de organizaciones internacionales, que han intentado prohibir la Fiesta. Es una razón política más que una realidad animalista; son disfrazados de animalistas. Han sido más de 14 proyectos que han cursado por el Senado de la República que habíamos logrado neutralizar".

En este sentido, Carolina destacó que, a nivel legal, en Colombia la ofensiva se ha ganado en las altas cortes, con base en batallas jurídicas encabezadas con eficacia por el doctor Felipe Negret y su equipo de abogados, con el apoyo -incluso económico- de ganaderos, empresarios y diversos integrantes del medio taurino.

En opinión de la periodista, Medellín fue una de las primeras plazas afectadas: "La de Medellín fue la primera que cayó. Más que caer en prohibición, fue porque convencieron a la gente que ir a los toros estaba mal. La estocada final fue la venta por parte del Hospital San Vicente Paul, que era propietario de la plaza en un 51%, a una empresa organizadora de eventos que no quiere tener nada que ver con toros. La dueña del otro 49 por ciento era la alcaldía, que desde hace tiempo organizaba actividades contra los toros. No había prohibición como tal, pero sí una campaña fuerte antitaurina, y fueron los primeros que decidieron, desde gobernación, desde el departamento y la ciudad, no destinar recursos públicos para la temporada".

Juan Carlos externó que la situación actual fue favorecida porque el actual gobierno es antitaurino, lo cual ya manifestaba desde que el hoy presidente Gustavo Petro fuera alcalde de Bogotá. Recordó Carolina que la plaza Santamaría de la capital estuvo cerrada durante este periodo de cuatro años gobierno por parte de Petro. 

Cuando la tomó Casa Toreros, tras la Corporación Taurina de Bogotá que la reabrió, "el pliego de condiciones era absolutamente absurdo, creando unos requerimientos empresariales ridículos, para complicar a quienes quisieran hacer empresa. Estos pliegos fueron cumplidos, cabe señalar. Asimismo, también hay impuestos muy duros en general para la Fiesta en el país", dijo la periodista. 

Esta ola de ataques antitaurinos se dio también durante una época en la que en la que la Fiesta en Colombia ha perdido popularidad. ¿En qué se equivocó el sector taurino? Así lo manifestó Víctor Diusabá:

"¿En qué fallamos? Hay varios factores. La Fiesta ha perdido piso popular. Como espectáculo que nace del alma del pueblo, a la hora de defender estas causas no hay respaldo en las calles. La Fiesta se convirtió en elitista en Colombia, fruto de los costos, que se refleja en las taquillas y boletería, en el precio para la afición; hay un indicador insultante: en algún momento, una barrera en Colombia equivalía a un salario mínimo mensual. Los que hacen el espectáculo creo que no se dieron cuenta que estaban matando la gallina de los huevos oro al no rebajar los precios y eso se reflejó directamente en los espectadores. También se abrió una brecha generacional; los hijos de los aficionados ya no van a los toros. De igual manera, el sector taurino no se unió". Continuará mañana.


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