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La bravura es la clave

Martes, 09 Abr 2024    CDMX    De Labra | Foto: Toromedia | Arjona           
Santiago Domecq lidió en Sevilla un encierro encastado
Si la corrida que había lidiado Santiago Domecq el año pasado en Madrid había despertado el interés de aficionados y profesionales, hoy en Sevilla confirmó el estupendo momento por el que atraviesa esta ganadería andaluza, que envió a la Maestranza un lote de nota alta, con diversos matices, en los que la bravura mantuvo el nivel de emoción de una tarde muy interesante.

El más favorecido de la terna fue David de Miranda, que triunfó sin impactar; es decir, cortó dos orejas al magnífico quinto, un toro al que le público le pidió el indulto que no fue concedido. Y después de haber estado errático con el descabello en el segundo, que le dejó sin premio una faena aceptable, ya se verá si esta forma de salir a hombros en Sevilla, por la puerta de cuadrillas tras cortar las orejas del quinto, repercute o no en un mayor número de contratos de los que firmó en 2023.

A su favor hay que apuntar la sinceridad de su toreo, que con el primero no fue técnicamente del todo templada, acorde a la calidad de "Diestro", número 8, negro listón, que embistió por derecho con mucha transmisión a partir del inicio de la faena, que fue lo mejor, mediante unos muletazos rodilla en tierra en los que hubo empaque. Luego, la violencia de toques, en algunos pasajes del trasteo, no terminaron de ayudar a que el toro desarrollara su potencial de calidad, no obstante que su conducta siempre fue de menos a más y eso es digno de ser valorado.

El quinto, bautizado con el nombre de "Tabarro", número 30, negro, fue la segunda parte de la película, y si bien es cierto que el torero onubense estuvo más centrado y cuajó algunas series de excelente acabado, sobre todo una por el pitón izquierdo con la figura relajada, por instantes se percibió que no tuvo la capacidad de llevar aquella faena al clímax necesario para que el juez de plaza hubiese sacado el pañuelo naranja para acceder al indulto que pidió el público.

De si "Tabarro" merecía regresar como semental a la ganadería o no, y dejando esa polémica aparte, la circunstancialidad de un indulto también es responsabilidad del torero. Porque más que pensar en evitar la aduana de la espada y ganar el triunfo sin entrar a matar, su cometido es exponer todas las cualidades del toro de la mejor manera posible. Y eso, en este final de faena no sucedió. Por ello su triunfo no provocó el éxtasis requerido, y al final el público, sin llegar a exigirle, acabó quedándose con un sabor de boca más grato de lo que hizo el toro.

José Garrido también tuvo en las manos un primer toro de buen juego, llamado "Saleroso", número 68, negro chorreado, al que hizo la faena más artística de la corrida, no sólo porque toreó con majeza de capote, desde la larga cambiada a porta gayola, sino por los detalles de torero que busca reencontrar su sitio en la Fiesta, y anhela volver a entusiasmar a los aficionados como en su época de novillero, que tanto dio de qué hablar.

La torería de Garrido fue evidente a lo largo de la lidia, y más en los muletazos a un toro que transmitía y al que, tal vez, le faltó un punto de remate hacia el final de una obra que tuvo donaire, y que culminó de una muy estocada contundente para romper el hielo de la tarde y cortar la primera oreja.

El cuarto, que llevó por nombre "Coronado", número 1, negro mulato, fue el de menor relevancia de la corrida, ya que salió distraído, con la "mirada cruzada", pero, eso sí, ofreció un espectacular juego en varas, sobre todo en el segundo puyazo que le dio Aitor Sánchez, en el que se arrancó de largo al caballo con mucha alegría.

La faena de Garrido transcurrió entre algunos altibajos, más hacia la parte última, ante un toro que se movía, pero sin la clase que tuvieron varios de sus hermanos de camada, al que despachó de una estocada atravesada que antecedió otra desprendida y tendida. Seguramente que esta actuación de Sevilla, con la televisión de por medio, le servirá para encabezar algunos carteles, pues es un torero al que se le ve con agrado porque tiene un buen concepto y esos destellos artísticos que siempre le aportan regusto a una tarde de toros.

Leo Valadez sorteó dos lotes un tanto desiguales de hechuras, pero igualmente nobles, de los que sobresalió el sexto. En primero lugar enfrentó a "Listillo", número 37, colorado, cuya faena brindó a Julián López "El Juli", que estaba en el tendido disfrutando de su retiro y, también, del gran juego de los ejemplares de su querido amigo Santiago Domecq. Con este toro, el hidrocálido estuvo aseado y sin fibra, a ratos ausente. Por eso casi no conectó con la gente, que le pagó con la moneda de la indiferencia, y eso, en Sevilla, cala más que en cualquier otra plaza.

En un descuido, al intentar un martinete, en el que Leo pecó de exceso de confianza, "Listillo" hizo honor a su nombre y se lo echó a los lomos y cayó de fea manera. Después de matar de un horroroso bajonazo en el que sufrió otra cogida sin consecuencias, se retiró a la enfermería para ser revisado de diversos golpes que no le impidieron continuar la lidia.

Con el sexto, "Dormidito", número 114, negro, dio la impresión de que Valadez ya había espabilado, y estuvo mejor pero sin acabar de redondear delante de un toro que tuvo más chispa que el anterior, y con el que lució en un luminoso quite por zapopinas, suerte que en sus manos adquiere una cadencia difícil de conseguir. Acto seguido hizo una faena con mejores argumentos en cuanto al acabado de las series, en las que hubo pasajes interesantes, rematadas con sentidos pases de pecho, rematados a la hombrera contraria, así como suaves desdenes y otros adornos.

Pero para que aquello calentara realmente el ambiente, y a un público, y con razón, a favor por completo de los toros, hacía falta "un jervor", como dicen los sevillanos. Y nunca entró en punto de ebullición, lamentablemente, para que la gente rompiera. Al final, Leo pasó de puntillas en su debut en Sevilla, y ahora tendrá que aplicarse en Madrid con mayor decisión y enjundia, en la corrida que tiene en puerta el sábado 11 de mayo, si en verdad desea continuar abriéndose camino en España.

Porque toreros que están clamando por oportunidades, y con unas ganas locas de salir a arrear, hay muchos que están al acecho de tardes como la de hoy en Sevilla, donde la bravura de los toros de Santiago Domecq fue la clave, y el eterno recordatorio de la esencia de esta maravillosa liturgia taurina.

Ficha
Sevilla, España.- Plaza de la Maestranza. Tercer festejo de abono. Un tercio de entrada, en tarde soleada y calurosa. Toros de Santiago Domecq, bien presentados, muy en tipo; varios toros armoniosos de hechuras, bravos en su conjunto, de los que destacaron 1o., 2o. y 5o., al que se le pidió el indulto. Pesos: 512, 529, 510, 530, 535 y 555 kilos. José Garrido (palo de rosa y oro): Oreja y silencio tras aviso. David de Miranda (sangre de toro y oro): Ovación tras aviso y dos orejas tras aviso. Leo Valadez (azul y oro): Silencio y palmas. Incidencias: Aitor Sánchez, sobresalió en varas en el 4o. y fue ovacionado. Al finalizar la lidia del 3o., Leo Valadez ingresó a la enfermería para ser revisado tras sufrir dos fuertes volteretas, la segunda entrando a matar, y que no le impidieron continuar la lidia. El público pitó al juez de plaza por no haber concedido el indulto del 5o., o por lo menos haberlo premiado con la vuelta al ruedo.

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