Apenas tras el tercio de varas estaba Cristian Hernández probando las embestidas del novillo que le había tocado en suerte, cuando al intentar una tafallera adelantó un poco la suerte y el de Coroneo fue certero en el derrote, infiriéndole una extensa cornada en la zona tibial de la pierna izquierda.

En el recibo con el capote el novillo ya le había avisado precisamente por el lado derecho, y paradójicamente ese sería ese mismo lado por el que habría de ofrecer las mejores embestidas a la muleta de Alejandro Corona -que tuvo que pasaportarlo tras entrar Cristian a la enfermería-, y con el que el moreliano se acomodó por momentos.

No se salvó Alejandro de una voltereta también por ese pitón, sin consecuencias y que solo le rompió el punto de la taleguilla. Saludó en el tercio tras dejar una estocada contraria casi completa y dos golpes de descabello.

El segundo de la noche, que originalmente le correspondió en el sorteo, se prestó menos que el anterior para el lucimiento. Abanto de salida como el anterior, tuvo peligro por el lado derecho de salida, y luego llegaría sin transmitir mucho al último tercio, por donde solo hacia el final del trasteo pudo Alejandro ligar un par de derechazos. Después de un pinchazo y una estocada delantera y caída fue aplaudido.

Detalles de clase y buenas hechuras demostró el debutante Antonio Galindo, que saludó con buen gusto –quizás un poco rápido- a la verónica al de Gonzalo Yturbe, muy en el tipo de la ganadería queretana. El novillo tuvo más fijeza en comparación a los del hierro titular y recorrido, si bien volvió pronto en la muleta y había que despedirlo un poco más allá y mostrar siempre el engaño, lo que no siempre consiguió Antonio.

Hacia el final el novillo acentuó más éste comportamiento y lo trompicó, sin consecuencias. Falló con el acero y escuchó un aviso, después de lo cual la gente lo sacó a saludar una ovación desde el tercio.

De Michelito Lagravere lo mejor fue su recibo con el capote al que cerró plaza, que al igual de los otros dos de Coroneo salió abanto y distraído. Con conocimiento, y dejando ver lo toreado que está, le fue caminando hacia atrás al novillo hasta hacerse de la embestida y pegar un par de verónicas y una media con gusto.

Luego en la muleta el novillo llegaría con movilidad, aunque sin transmitir, y Michelito pegó muchos pases aunque sin terminar de redondear, destacando una serie de derechazos con la figura relajada. Dejó una estocada arriba del morrillo aunque ligeramente atravesada, con la que tardó en doblar el novillo y después sería levantado por el puntillero, alargando su agonía y haciendo sonar dos avisos. Una vez que el  novillo dobló la gente estuvo cariñosa con él y lo hizo dar una vuelta al ruedo.