La tarde la abrió la esperada reaparición de El Fandi, torero idolatrado en este ruedo, el cual se toparía con par de ejemplares que pocas opciones dieron al atlético espada que solo luciría en banderillas su particular tauromaquia, pues ni con el capote ni micho menos con la muleta estuvo al nivel de las expectativas tejidas.
Fue que tampoco tuvo materia prima de lucimiento, animales que luego de los impecables puyazos en lo alto de su joven piquero se tornarían apagados, sin alma ni motivo para transmitir emoción alguna. En ambos se le silenció, y a fe que ya es hora que podamos ver otras opciones de toreros de este corte, que los hay, y en especial les hace fiesta a todo tipo de toros, incluso aquellos como los que ayer le correspondió el mencionado coleta granadino.
La corrida del hierro de Los Aránguez en la primera función de la edición de este año de la Feria del Sol ha dejado mucho que desear en cuanto al juego se refiere. Decía el gran maestro Pepe Alameda, que los toros no tienen palabra de honor, y vaya que los pupilos de don Jesús Riera no llenaron las expectativas tejidas, esas que tenían tanto toreros como quienes casi coparon más de media plaza de aforo cubierto, en tarde ventosa y fría mediado el festejo.
Sería una tarde desapacible, tanto en lo artístico como en lo que a final quedaría en la retina de quienes tuvimos presentes, donde lo más interesante recaería en las manos del diestro madrileño Francisco de Manuel, quien a la postre cortaría la única oreja de la función, tras una labor de empeño y temple, colofonada con un espadazo fulminante. El Fandi reapareció de su operación de columna lumbar cumpliendo su papel de torero de banderillas, pues en la muleta, tanto por los toros, como por la disposición del mismo torero quedaron en el debe. Mientras el debutante José Antonio Valencia, dejaría ir por la espada posible trofeos auriculares, en labor de variedad y entrega ante el público.
Lo más artístico de la función vino en las manos de un templado Francisco de Manuel, el cual no escapó del infortunio de caer en sus manos par de astados de escasas opciones, donde lo que les faltaba en sus embestidas lo colocó el espigado torero madrileño. Así sucedió ante su primero del lote, animal el cual a base de mucho temple y firmeza, supo sacarle partido, en especial por el lado derecho, donde se jactó de par de series de meritoria expresión. Pero lo mejor vino en una tanda por naturales, donde se rompió el torero en llevar largo y detrás de la cadera las remolonas embestidas del animal. Una pena que dos pinchazos y cinco descabellos dejaron su esfuerzo en tímido reconocimiento.
Nuevamente se la jugó con el quinto, animal fuera del tipo de lo que es esta ganadería, alto y bastote, el cual llevaría con suavidad con el capote, para así mismo cuidarle en varas, y luego en la muleta, de nuevo hacer gala de una firmeza y conocimiento de distancia y toques para no quebrantar más de lo debido las irregulares embestidas de un animal que le exigió sitio y el bagaje de quien esta puesto en la cara del toro. El espadazo en lo alto, ligeramente tendido dio opción esta ocasión a la concesión merecida de una oreja, la única del festejo.
La presentación en suelo nacional del joven y menudo torero carabobeño José Antonio Valencia, no estuvo exenta del desencanto de ver como por el errático uso de la espada se le iba un posible triunfo. Valor y entrega a raudales sacó a relucir el ultimo eslabón de la dinastía Valencia, ante dos toros que no le colocaron fáciles las cosas, como lo fue su primero, otro toro que luego del único puyazo recetado se vendría a menos, lo que motivó a que lo que les faltaba a estas embestidas lo colocara José Antonio, al que se le nota el verdor de sus ansias y deseos de figurar en esta durísima profesión.
Como veníamos diciendo, en ambos toros hizo méritos para "tocar pelo" si no es por el errático uso de la espada, materia que tiene pendiente para no pasar fatigas ante astados de más complicada opción.
Salíamos de la plaza un poco cabizbajos. El elemento toro, fundamental en esta fiesta nos dejaba con las ansias de haber visto un poco más que simples detalles, esos que para muchos quienes estuvimos en la plaza pasan desapercibidos. Muchas veces los que se convierten en contenido y centro de una crónica como esta.
Ficha Mérida, Ven.- Plaza de Toros Monumental "Román Eduardo Sandia". Primera corrida de Feria. Poco más de media plaza (aproximadamente 9 mil personas), en tarde entoldada y fría, con ráfagas de viento. Toros de
Los Aránguez (Jesús Riera), en su conjunto descastados, rajados, parados, y a menos en su conjunto. Pesos: 430, 530, 453, 453, 444, 476 y 443 kilos.
David Fandila "El Fandi" (berenjena y oro con cabos blancos): Silencio en su lote.
Francisco de Manuel (azul marino y oro): Silencio tras aviso y oreja.
José Antonio Valencia (blanco y plata: Palmas tras aviso en ambos.