Después de 20 meses cerrada, la Plaza México volverá a abrir sus puertas este domingo, y en sus 77 años de existencia, es el cuarto período más amplio sin actividad taurina, ya sea por una razón o por otra, aunque, ciertamente, la más grave ha sido la más reciente por su notoria connotación prohibicionista.
Los otros cierres se debieron a distintos factores: el de 1957-58 (473 días), devino de la quiebra de la empresa del doctor Alfonso Gaona; el de 1988-89 (398 días), al litigio suscitado entre el propio Gaona y los sucesores de don Moisés Cosío, propietario del coso; y el de 2020-21 (621 días) como consecuencia de la pandemia.
Curiosamente, este cierre es el más largo de la historia con 622 días, apenas uno más que el provocado por las restricciones del Covid-19, y ojalá que no haya otro nunca más, y que la plaza se mantenga en pie, pues es un secreto a voces que su propietario mantiene la idea de derribarla para edificar un rentable complejo inmobiliario.
Desde luego que se trata de un derecho legítimo, por tratarse de una propiedad privada, pero sería una decisión muy injusta, que atenta contra la afición y la misma Plaza México, por su valor arquitectónico e histórico, además de su significado para la Fiesta Brava en el país y fuera de sus fronteras.
Si acaso llegara a cristalizar dicho proyecto, lo justo sería construir en el mismo sitio un nuevo centro de espectáculos multiusos que aportaría un valor añadido a toda la obra. Un coso techado, moderno, funcional, y de menor aforo, que rivalice con otros recintos de espectáculos, inclusive por su magnífica situación geográfica.
Esta trascendente obra no sólo generaría miles de puestos de empleo, directos o indirectos durante un período considerable de tiempo, sino la posibilidad de reivindicar a los toros como un rasgo de identidad de miles de personas, que en estos años se han visto vulnerados en sus derechos fundamentales y han sufrido el acoso de los grupos antitaurinos, que han convertido el ataque a la tauromaquia en un negocio, de la mano de los políticos que pretenden obtener una rentabilidad electoral.
A reserva de conocer la resolución final del juicio de amparo que mantuvo cerrada a La México, y a la espera que sea favorable a la causa taurina, este hecho abonaría en buscar el blindaje de la Fiesta como Patrimonio Cultural Inmaterial. Por eso es muy importante comenzar a insistir en la fecha del 24 de junio de 1526, en que se van a conmemorar los 500 años de la primera noticia de que en esta ciudad "se corrieron ciertos toros", como refiere Hernán Cortés en su Quinta Carta de Relación.
De tal suerte que la Fiesta se encuentra en un momento crucial para su futuro a mediano plazo, y es responsabilidad de la empresa y todos los estamentos que la conforman, hacer las cosas con entrega y profesionalismo, para que esta Temporada de Reapertura, que debió llamarse "Temporada por la Libertad", tenga la grandeza que la Plaza México se merece.