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Bruno sigue tumbando caña

Sábado, 20 Ene 2024    Morelia, Mich.    Juan Antonio de Labra | Enviado          
Cortó cuatro orejas y un rabo en El Palacio del Arte de Morelia
Bruno Aloi tiene espolones de gallo, y así lo demostró una vez más, en este caso en El Palacio del Arte de Morelia, donde hoy cortó cuatro orejas y un rabo y volvió a impactar con un toreo espontáneo, natural, sobrio y clásico, pero con una personalidad ya muy bien definida y una expresión que raya lo excepcional.

Si a todo esto añadimos que realiza la suerte suprema con tanta pureza, a nadie le extrañe que triunfe con tal rotundidad, y entre los profesionales que había hoy en la plaza, que eran varios, sobre todo matadores de toros de distintas generaciones, a ninguno le cabe la menor duda de que llegará lejos si los toros lo respetan.

Quién le iba a decir a Paco Pavón, su tío abuelo, que murió como consecuencia de aquella cornada recibida en El Toreo de Cuatro Caminos en 1959, que este chaval que tiene antecedentes taurinos por los cuatro costados, iba a despertar tal ilusión en la gente. Porque eso es lo que provoca el hijo de Giovanni, el hermano de Fauro, toreros a caballo a los que Bruno no siguió los pasos sobre los lomos de sus corceles, sino a pie, ahí donde él sabe que puede expresar el toreo como lo siente.

Dos faenas igualmente frescas, variadas, con capote y muleta, a sendos novillos de Torreón de Cañas y Arroyo Zarco, le bastaron para poner la plaza de cabeza. Lástima que en los tendido había poco público, porque esta novillada es de las que hacen afición, no sólo por el triunfazo de Bruno, sino por la actitud y compromiso que adoptaron sus compañeros de cartel, cada uno con un estilo y un concepto distinto del toreo.

Porque no era fácil darle la réplica a Aloi, que había acabado con el cuadro, como dicen los flamencos y, sin embargo, intentaron lo que estuvo en sus manos para dar la cara y salir airoso del compromiso, con las cámaras de One Toro de por medio, que siempre será un gran aliciente para que tardes como ésta trasciendan en cualquier parte del mundo.

Si Bruno derrochó torería por doquier, Andrés García, el más bisoño del cartel, terminó enfibrándose más con el octavo, al que hizo una faena valerosa, en la que toreó mejor, sin amontonar los pases, como lo había hecho con el cuarto, al que no dio respiro porque el de Torreón de Cañas tampoco dejaba de moverse.

Y en ese penúltimo de la larga función, el hermano de El Payo mostró que también sabe hacer el toreo bueno con el capote (ejecutó un ramillete de verónicas de bello trazo, con un embroque muy puro) y en la muleta buscó encender el entusiasmo de un público precioso, por noble y entregado, que hoy disfrutó mucho la tarde.

La fuerte voltereta sufrida por Andrés le ayudó a caldear los ánimos, y también a él le sirvió para venirse arriba y sacar la casta luego de que Aloi tenía la espuerta cargada de trofeos. Y de haber estado fino con la espada, seguramente le hubieran concedido una merecida oreja de ese novillo colorado de Arroyo Zarco, que tuvo un buen fondo de nobleza.

Los dos toreros franceses del cartel, César Fenández "El Quitos" y Lalo de María tuvieron menos suerte, en general, en el sorteo. No obstante, buscaron hacer las cosas con una encomiable actitud.

El hijo de María Sara, que le año pasado toreó en Madrid, y debió abrir plaza simplemente por este hecho, estuvo centrado con los dos novillos de su lote, siendo el sexto el que mejores oportunidades le dio de mostrarse, pues embistió con fijeza y transmisión en una entonada faena que remató de una eficaz estocada para llevarse una oreja.

El Quitos tiene carácter y aunque está muy verde, enseñó voluntad de triunfo, siendo la faena al quinto la de mejor acabado de las tres que ejecutó, ya que regaló un noveno novillo con el que anduvo a la deriva, debido a las complicaciones que tuvo el de Arroyo Zarco, cuyas hechuras no mentían, pues era basto, montado y paliabierto de pitones, y por ello lo habían dejado de sobrero.

A pesar de las adversidades que tuvo que solventar, César tuvo el bálsamo de la oreja que le concedieron, la de su segundo novillo, con el que estuvo sincero y valiente en todo momento.

Bruno Aloi salió a hombros de la plaza, sereno, fiel a su sosegada forma de ser, en la que la inteligencia y la madurez son rasgos distintivos de aquel que tiene la mirada del tigre, y el sentimiento a flor de piel; un sentimiento que fluye con la naturalidad de lo bien hecho; la difícil facilidad de la torería, y la frescura de la juventud. De momento, su proyección es infinita.

Ficha
Morelia, Mich.- Palacio del Arte. Novillada extraordinaria. Un tercio de entrada. Cinco novillos de Arroyo Zarco (1o., 2o., 7o. y 8o. y 9o., de regalo), y Torreón de Cañas (3o., 4o., 5o. y 6o.) desiguales en presentación y juego, de los que destacaron el 3o. y el 6o. por su calidad, y otros fueron manejables. Pesos: 335, 360, 450, 410, 442, 380, 340, 410 y 470 kilos. César Fernández "El Quitos" (canela y oro con remates negros): Palmas, oreja y vuelta en el de regalo. Lalo de María (burdeos y oro): Palmas tras aviso y oreja. Bruno Aloi (verde manzana y oro): Dos orejas y dos orejas y rabo. Andrés García (grana y oro): Ovación tras petición y ovación tras aviso. Incidencias: Destacó en banderillas Héctor García, que saludó en el 3o. Y en varas, Erick Morales que picó bien al 6o. Al finalizar el paseíllo se entregó un reconocimiento a Hugo Alejandre y al periodista Óscar Tapia, de manos de la empresaria Tomasina, así como de Federico Pizarro y Alejandro Peláez, que forman parte de la empresa. Asimismo, se le entregó un capote de paseo a Bruno Aloi como máximo triunfador y un trofeo al ganadero Fernando Pérez Salazar. El festejo comenzó con 15 minutos de retraso.


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