El gaditano David Galván, afrontó su papeleta sin concesiones, a los cuatro mejores envites de la tarde, le meció cuatro verónicas y una media de cartel. Debutaba y con eso flechó esta plaza tan susceptible a la estética por sobre todas las cosas. Fue amor a primera vista, que se apasionó en el florido quite de largo con tres chicuelinas barridas y una revolera en cuyo intermedio cayó a merced sin que el manso hiciera por él.
Héctor Fabio Giraldo atinó dos veces con los palos y saludó, ahí el toro se quedó; la porfía sin descomposturas logró tandas remolonas y muy meritorias. Todo lo ponía él, la parcial no disimulaba y hasta le puso la música. Tanda de molinetes, abanicos y desplante; accesorios que aquí tienen alta cotización.
El tendido hervía y soltó exclamaciones de dolor profundo tras cada uno de los dos pinchazos y los tres descabellos, pero paradójicamente no le sacaron a saludar. Ni le aplaudieron.
Con el quinto, como diciendo "¡Qué hemos hecho!" Le celebraron todo, y no sin razón, era un morucho intratable, que solo ameritaba una lidia de doma, pero el se empeñó en hacerlo pasar, carialto, huido, sinvergüenza, como fuera, pero dele y dele en las tablas. Qué honradez, decían cómo para justificarse, trapo y trapo, ole y ole.
El desplante arrojando los trastos fue el sumun, el manicomio, el amor es algo esplendoroso y entonces la espada dio en hueso, al segundo viaje un espadazo trasero de tan poco efecto que provocó un aviso retrasado y una tempestad de pañuelos al grito de ¡Torero, torero! Y la oreja concedida por su señoría señalando con el dedo a la multitud como Pilatos, fue festejada por los peticionarios como un gol de campeonato. Galván había conquistado la plaza.
Juan Sebastián Hernández no logró dar un lance ni un pase que pudiesen llamarse tales al imposible manso tercero tras una estocada delantera vertical, media trasera y múltiples crucetazos entre los cuales la víctima desarmó a tres peones, antes de los tres clarinazos.
Carlos Rodríguez apuntilló desde un burladero al sexto, requetemanso también, lo enfrentó tras lo que acababa de pasar; porfía, persecución, muletazo y muletazo a toro indiferente, rajado. La persistencia sudorosa tuvo recompensa. Una tanda en redondo increíble, que no dejó resquicio de fuga, el acorralamiento en tablas "pa allá y pa cá", y una estocada cimera que mató, hicieron la oreja irrefutable, dado lo anterior.
Rubén Pinar, lidiador de dificultades e imposibles, hoy no pudo. Hasta terminó perdiendo los papeles en la seguidilla de doce descabellos y dos avisos en su primero. Al cuarto sólo le pegó dos en la cerviz tras un fierrazo caído.
Ficha Manizales, Colombia.- Plaza Monumental. Segundo festejo de feria. Tres cuartos de entrada, en tarde soleada y agradable. Toros de Dos Gutiérrez, de presencia desigual y juego complicado en términos generales. Pesos: 450, 460, 454, 444, 446 y 440 kilos. Rubén Pinar: Silencio tras dos avisos y silencio. David Galván: Silencio y oreja. Juan Sebastián Hernández: Silencio tras tres avisos y oreja. Incidencias: Saludaron una ovación Pineda y Dixon tras parear al 1o., mientras que Giraldo hizo lo propio en el 2o. El picador Luis Viloria fue aplaudido tras dejar una buena vara al 5o.