De la mano de la empresa Corona + Corona, Autlán anunció este domingo su tradicional serial taurino que por motivo del carnaval ofrecerá en unas semanas. El festejo fue una novillada en la que Manolo González, Bruno Aloi y Axel López, lidiaron a un encierro de San Martín, que bonitos de hechuras dejaron emociones en el ruedo y permitieron que los toreros tuvieran conexión con el público.

Bruno Aloi salió en hombros al cortarle una oreja a su primero, y otra a su segundo. Con "Autlense" el primero de su lote, quitó por gaoneras, y estuvo muy variado con la muleta, empleándose con más calidad en los derechazos, fue arropado al tirarse a matar y salió un tanto maltrecho, el pundonor lo hizo quedarse hasta que el novillo dobló, para pasar luego a la enfermería donde fue atendido de lesiones menores. 

Al segundo de su lote también le cortó una oreja, con pasajes del toreo de buen gusto que atesora, sin escatimar esfuerzos por emocionar, como ese arranque del tercer tercio en que rodillas en tierra y en el centro del ruedo, se paseó los pitones a centímetros de la espalda.  En su segunda actuación en Autlán, Bruno volvió a triunfar, saliendo en hombros de la plaza y con algunos gritos de "Torero, torero" en los oídos. 

Axel López también tocó pelo. Con el novillo que cerró plaza "Chacal", se prodigó en un vistoso quite, para luego hacerle una faena de muleta en la que destacaron los pasajes por naturales. Pulsando sus ansias tuvo la calma de plantearle una faena a la que estructuró con inventiva y solvencia, con valentía y creatividad, resolviendo hasta el final cuando se puso fino con la espada y pasaportó con eficacia, tomándose el tiempo necesario para tirarse. 

La petición fue mayoritaria y el juez de plaza otorgó el trofeo. En su primero había batallado para hilvanar toreo del bueno, pero bien demostró agallas al quedarse a concluir su labor, luego que el novillo le abriera la ceja cual si del octavo round de una pelea de box se tratara. 

Interesante el debut de Manolo González en Autlán, sorteó el mejor lote y ejecutó el toreo alegre que suele ser jaleado por los públicos, fue una algarabía que el torero alimentó con una entrega a prueba de fuego y con sobrados recursos para hacer las delicias de los asistentes al cubrir con vistosidad el segundo tercio. 

En el primero saludó una ovación, y en su segundo, dio una vuelta al ruedo, luego de haber pinchado una faena valiente en la que se puso un arrimón digno de aquellos que esperan a comer tres veces diarias a cuenta del toro. Si bien no cortó trofeos, vaya que en la espuerta puede guardar cálidas ovaciones.