El primero toro, de nombre "Ratón", número 264, con 515 kilos, de San Pedro, castaño mulato, era enmorrillado y tenía presencia. Andrés Roca Rey lanceó bien, pero no hubo fijeza, verónicas con sabor, pero la polvareda permitió los bocinazos. Recibió un puyazo de Yaco II en buen sitio. Ya en los medios, el animal demostró sosería. Viruta y Ronald lucieron en un buen segundo tercio de banderillas.
Roca Rey pidió permiso al usía y no brindó. Símbolo de que no estaba a gusto. Inició la faena con cuatro estatuarios que remata por los dos pitones con los de pecho, luego siguieron derechazos en medio de ovaciones. El animal tenía media embestida suena la música en medio de naturales y buenos pases de pecho. Pletóricos, los olés sonaron en el coso, a la altura del tendido cinco entró a matar y dejó media bien señalada que es suficiente. Pitos al toro en el arrastre y palmas al diestro.
El segundo, "Lúcumo", número 271, con 503 kilos, de El Olivar, se hace esperar, un jabonero, con morrillo destacado, alegre de salida en las verónicas jaleadas, pues olía a ovación grande, bravo, noble y codicioso. Un buen puyazo de Frank Díaz. El banderillero Jorge Valdez "El Rata" se luce con las banderillas Trujillo de Antonio Campos.
Brindó Galdós al público y recibió gran ovación. En tablas del Tendido 7 comenzó la faena con derechazos. El pupilo criado por el matador retirado Aníbal Vásquez sacó su gran calidad y el torero, despatarrado, en los tercios, escuchó ovaciones y palmas a rabiar, mientras la banda tocaba el pasodoble "Feria de Octubre".
Galdós continuó por naturales, un redondo y derechazos y la alegría era total. A la hora de matar cobró una entera hasta los gavilanes, que quedó algo caída. El toro barbeaba tablas, demoró en caer. Vuelta al ruedo al toro. Le dan una oreja al torero, misma que paseó en medio de la ovación. Señores del jurado ahí ya tienen un candidato al Escapulario de Plata.
El tercero de la tarde se llamó "Arrebato", número 582, con 480 kilos, de Santa Rosa de Lima, terciado, de poco trapío, pitos. Pidieron otro juez en medio de reclamos. El tercio de banderillas, sin historia. Andrés tenía la papeleta muy dura. Inició con los cambiados que encienden los tendidos, pero se van apagando por los gritos de "¡novillo, novillo! Coge la espada y deja una estocada caída. Hay chacota en los tendidos. Pitos al toro en el arrastre y silencio al torero.
Se esperaba con ansias el cuarto toro, de nombre "Liberal", número 19, con 515 kilos, de Los Azahares, que tenía fondo y bravura, Debutaba como ganadería en Acho. Galdós lo fijó con el capote, pero salía suelto. El toro se fue al segundo caballo que cuidaba la puerta, donde Neiser le dio un buen puyazo.
Sin brindis inicia labor al hilo de las tablas, derechazos jaleados, y sonó "Nerva", en medio de la algarabía de la gente, pero con la mano de cobrar las cosas no salen bien, hubo más con la mano derecha y con la muleta provocando la embestida. Lamentablemente señaló un pinchazo y luego otra estocada entera y el toro se amorcilló y terminó doblando en la puerta de chiqueros. Hubo algunas palmas en el arrastre (que se los merecía el toro) y palmas tibias para el diestro.
No hay quinto malo reza la frase taurina, pero con "Argumento", número 286, con 557 kilos, de Paiján, tuvo salida de manso y se regresó a los chiqueros. El toro no tenía transmisión, mansurroneaba y, claro, con ese género, no se puede hacer un terno.
A pesar de ello, Roca Rey intentó sujetarlo en los medios. Recibió un picotazo de Jhosepht Rojas del que salió huido. El matador, sin dudarle, se fue a buscarlo a las tablas para intentar hacerle faena. Fue poca la pelea que ofreció el pupilo de Paiján, buscando el refugio de las tablas. "Cantó la gallina", decían los antiguos revisteros. Andrés abrevió y dejó una estocada entera que fue efectiva e hizo rodar al toro por la arena. Pitos en el arrastre al toro y silencio al matador.
El sexto que cerró plaza llevó por nombre "Dichoso", número 360, con 540 kilos, de San Pedro, negro, feo de tipo. Galdós lanceó por los tendidos de Sol y Sombra sin llegar a sujetar al manso. En el caballo y en banderillas, casi no se empleó y dejó ver que tenía peligro. Con la muleta el matador Joaquín Galdós vio esfumarse la Puerta Grande, y se le notaba desazón en el rostro. Demoró en colocar la espada al manso. El público le tributó palmas al esfuerzo.