Así que la decisión de la empresa de organizar una encerrona fue una apuesta fuerte que al final arrojó buenas recompensas de cara a la próxima campaña, y con la ilusión de que el aficionado capitalino valore lo que aquí se está haciendo, en virtud de que ahora mismo no ha habido toros en la Plaza México por las razones que todos conocen.
El concurso entre cuatro ganaderías fue otro de los atractivos de la noche para un público que registró un lleno en la plaza, para una jornada que se enmarcó como el epílogo de la temporada 29 del coso de la alcaldía de Tlalpan, la primera, por cierto, sin la presencia del siempre bien recordado Chucho Arroyo.
En este orden de ideas, el novillo de De Haro que hizo tercero fue el que presentó mejores condiciones para la lidia, un toro bravo y de largo recorrido, condición que demostró al arrancarse de largo a la montura. La emoción fue otro elemento que predominó en el ejemplar, al que Osornio no acabó por encontrarle la distancia correcta, situación que le provocó algunos desarmes.
Por el contrario dejó constancia de su voluntad, pues no se arredró ante las complicaciones, al ser un torero que no pierde la verticalidad en busca de un fino concepto, ese que cautivó a propios y extraños durante la temporada. Una estocada entera y efectiva provocó la petición unánime de la oreja que finalmente fue concedida, al igual que el arrastre lento para "Mutuo", que así se llamaba.
El cuadro global transcurrió entre claroscuros, entre los que destacaron los muletazos templados, acompañados con la cintura que dibujó al novillo de La Antigua, primero de la noche. Ejemplar al que mató de una estocada entera, razón por la cual "Pepillo" tardó en doblar y tan solo saludó una discreta ovación, por cierto, desde un costado del burladero.
El novillo del hierro de José Arroyo destacó como el más serio del encierro, mismo que fue aplaudido de salida; un astado que lució en varas y que incluso provocó un tumbo al picador César Morales. Un astado que mostró buen recorrido durante la lidia del capote con el que Osornio mostró variedad, pero que, a fin de cuentas, terminó con poca movilidad. Un pinchazo fue la rúbrica previa a saludar una ovación.
Al ser concurso de ganaderías, todos los novillos fueron en dos ocasiones al caballo, y el de De Haro incluso una tercera. En una noche que se opacó por la cornada de tres trayectorias que recibió Claudio Montiel al colocar un par de banderillas al tercero, que a la postre fue el único percance que, por fortuna, hubo este año en la plaza Arroyo.
La función terminó con los acordes de "Las Mañanitas", en honor a Emiliano, que el martes de la próxima semana cumplirá 20 años. Sin duda el mejor novillero de la temporada, aunque esta noche se lleva muchas enseñanzas pues tiene bastantes cosas por aprender, porque clase ya demostró que la tiene de sobra. Ahora habrá que darle más oportunidades para que se siga curtiendo en tan difícil y azarosa profesión, y ya sólo el tiempo dirá hasta dónde puede llegar.