El matador Fernando Ochoa, apoderado de Arturo Macías, que ha estado a su lado como apoderado en los últimos ocho años, considera que la decisión de su torero es difícil pero inteligente y razonada, y es consciente de que él tendrá que asimilarlo desde la madurez que brinda la experiencia.

"Apenas el jueves pasado Arturo estaba pensando en abrir la Puerta Grande en las corridas que toreó el fin de semana, pero la realidad es otra y, aunque es difícil de asimilar, es el momento de pensar más en estar bien físicamente; de recuperarse por completo, y ya su cuerpo dirá en qué momento podrá volver a torear. Pero eso es difícil pronosticarlo", comentó.

Y es que la honestidad de Arturo no le permite "tirar las tres cartas", ya que eso no va con él, según explica su mentor, y el público lo sabe de sobra:

"No puede levantar el brazo derecho con normalidad y eso le impide realizar algunas suertes con soltura, sobre todo la suerte suprema, la de matar, que es fundamental para rubricar las faenas. Entonces, así resulta complicado salir a torear sin tener la capacidad completa para afrontar los compromisos al cien físicamente, y lo más triste es que, tras los importantes triunfos de la temporada de Guadalajara, Arturo ya estaba cada vez mejor posicionado, en un sitio privilegiado al que llegó por méritos propios después de una carrera sumamente esforzada, en la que nadie le ha regalado nada".

Al respecto de su trato profesional, Fernando Ochoa considera que entre ambos se había fincado una relación que iba más allá; vamos, una relación de mucha confianza y amistad, en una etapa interesante de la carrera de Arturo, cuando él estaba buscando afinar su toreo y convertirse en un torero que pudiera combinar su estilo combativo con una forma de interpretar más reposada.

"Siempre ha estado buscándose interiormente. Su vocación de torero es increíble, y sólo ha vivido para su profesión, lo cual es admirable. Cuando llegué a su lado, convinimos en que nunca dejara de lado esa parte de él que lo ha caracterizado como torero, el de la entrega absoluta, y creo que estar convencido de quién era y hasta dónde había llegado, le sirvió para continuar adelante sin apartarse de la línea que él tenía".

Aunque ahora mismo Arturo Macías está pasando por horas difíciles, luego de tomar esta inesperada decisión, se trata de un alto en el camino. Y Fernando Ochoa espera que sea solamente un punto y seguido, pues un torero como el hidrocálido merece no sólo volver a torear por algún tiempo, sino, si se presenta la oportunidad, hacer una campaña de despedida en forma para retribuir al público todo el cariño que éste le ha prodigado en más de dos décadas en los ruedos desde que comenzó a torear como novillero el 9 de diciembre de 2001, cuando debutó de luces precisamente en la plaza "Nuevo Progreso" de Guadalajara, en el marco del Encuentro Mundial del Novilleros patrocinado por el ganadero Carlos Peralta.