La tarde de este domingo, Pachuquilla tuvo un buen regreso a la Fiesta, pues desde hacía aproximadamente diez años que se dejaron de dar toros en su tradicional feria de días patrios, y la terna de hoy tuvo una actuación entonada y de entrega, haciendo que el público saliera satisfecho y contento en el reencuentro con este espectáculo.
La plaza "La Guadalupana" luce cambiada, toda ella con gradas (solo había una parte que contaba con ellas), pasillos amplios, aunque sin el callejón que algún día le había sido instalado, en madera, ahora, registrando media entrada, de un público dispuesto a aplaudir a los espadas de esta tarde.
Los toros de Fernando Lomelí tuvieron muy buena presentación dos de ellos, cuajados y con edad, que estos en especial, segundo y tercero, permitieron el toreo, que fue a base de que los diestros estuvieron machacones, porfiándoles y buscando meterlos en la canasta, hasta conseguir el lucimiento, que como en el caso del cuarto, fue el mejor por su calidad, fijeza y repetición.
El triunfador del festejo fue el torero de la tierra, Pablo Samperio, al cortarle una oreja al mencionado burel que cerró plaza, al que saludó con un farol de rodillas en tablas y de pie trazó buenas verónicas que le corearon. Quitó por chicuelinas y con la muleta se dobló bien con la res, que desde el primer pase el animal mostró las cualidades que poseía.
Realizó una faena en la que se gustó, dibujando ayudados en los que puso sentimiento, ante un burel que repitió con calidad y fijeza en la embestida, haciendo que la gente se le entregara, rematando la última tanda con un desplante de rodillas, soltando la muleta. Mató de estocada baja, y ante el entusiasmo general, le fue concedida una oreja.
Con el que hizo segundo, Samperio pasó algún apuro al saludarlo de capote. La res protagonizó un tumbo espectacular, quedando comprometido el varilarguero Rafael Bolaños contra la barrera. Fue complicado en banderillas el animal, y con la muleta se esforzó, ante esta res que tuvo un buen pitón izquierdo, aunque había que pegarle los pases de uno en uno. Señaló media estocada con la que la cuadrilla lo hizo doblar a fuerza de capotazos, pero el puntillero la levantó y tuvo que descargar un golpe de descabello. Hubo palmas al irse a la barrera.
El que se fue de vacío fue Uriel Moreno "El Zapata" pero a consecuencia de las fallas con el acero, porque, como en el caso del segundo de su lote, habría podido cortar de menos dos trofeos. Su primero, el menos en presentación, pero con edad, desde su salida mostró pocas condiciones pues fue avanto, sin fijeza, siempre salía suelto de los engaños, aunque cumplió bien en el caballo.
Pese a ello, quitó por navarras y luego banderilleó, no sin pasar algún apuro, dejando un violín, y dos más, pero al quiebro. Con la muleta buscó el lucimiento, aunque ya se había visto que sería difícil que lo lograra por las complicaciones del animal que desarrolló sentido, tuvo guasa, y los muletazos, de mérito sin duda, fueron propiamente robados, merced también de su oficio. Señaló un pinchazo antes de dejar una certera estocada, para retirarse bajo una fuerte ovación.
Con su segundo, un toro alto y enmorrillado, estuvo muy bien en el toreo a la verónica, rematando con un recorte, siendo muy aplaudido. Recibió la res dos puyazos y banderilleó con dos violines, uno de ellos al quiebro y un cuarteo, que le fueron muy celebrados.
Con la muleta se dobló con la res, para enseguida correrle la mano al astado que, si bien repetía en el engaño con cierta clase, exigía le hicieran las cosas con puntualidad. Vino un desplante y el momento de entrar a matar, pero desafortunadamente no acertó en tres viajes con el acero, y tuvo que descargar dos golpes con el descabello, para quedar su labor en ovación, aunque, eso sí, dejando buen ambiente.