Leo Valdez cortó sendas orejas durante la corrida de feria celebrada hoy en Badajoz, y se convirtió en el máximo triunfador del festejos, y de esta manera mantiene su racha triunfal a lo largo de la temporada europea que comenzó hace varias semanas.
Delante del tercero de la tarde, que salía suelto del capote de Leo Valadez, cuando no doblaba al revés, hizo un quite muy vistoso que culminó con gaoneras. Después comenzó la faena de rodillas y pronto en los medios, y luego toreó por series en redondo con tiempos entre ellas. A media altura, pero en la segunda ya perdió fuelle el Zalduendo. Iba y venía el animal, tardeando y sin transmisión. Destacó la voluntad del torero, que estuvo muy por encima de la sosería del burel, en la corta distancia al final. Como mató bien paseó un trofeo.
El sexto derribó en el caballo y fue muy aplaudido Leo Valadez en un quite por zapopinas. Más tarde toreó por doblones, y apuntaba aspereza el de Zalduendo pero lo que hizo fue tomar la muleta sin entrega, la que sí puso el torero mexicano para tratar de sacarle provecho. Dio muchos pases y mostró sus ganas de agradar, antes de matar de otra estocada fulminante que le permitió salir a hombros.
El toro que abrió plaza no se empleó en el capote de Antonio Ferrera, se iba de él. Una vara bien puesta, y el animal quedó suave para el quite, dos verónicas y la media. Brindis al público, pues el torero sabía que lo tenía a su favor.
Inició la faena a media altura y en la segunda tanda así siguió. El de Zalduendo andaba justo de fuerzas. También en la tercera, soso pero muy noble. Al natural le bajó la mano. Obediente a los toques. Faena larga a los acordes del pasodoble "Manolete", muchos pases, al final en la corta distancia. Estuvo mal con la espada y fue silenciado.
Muy abanto de salida fue el segundo, un toro vareado que no tuvo celo en los lances de recibo de Daniel Luque, y que hizo una pelea discreta en el caballo y tampoco andaba sobrado de fuerzas.
Bien lo sabía Luque, que dio comienzo a su faena por alto, cuidando al animal, que perdía las manos. A media altura, componiendo muy bien pero diciendo poco, aunque no para el público, que jaleaba lo que veía. Toreo en función del toro, que tenía clase, le daba tiempos y seguía la muleta sin que hubiera emoción. Trasteo de mucho metraje, en cercanías al final, para cosechar una ovación.
Ante el cuarto, lances de recibo de Antonio Ferrera, más buscando él al toro, con ese capote en tonos azules -color azul pavo por el frente y azul celeste por el revés- tal vez original pero muy poco torero.
Este fue otro toro que no andaba sobrado de fuerzas, aunque mejoró en estilo. Allí estaba Ferrera, que lo llevaba cosido a la tela, por abajo ya cuando lo tomó al natural. Sonaba el hermoso pasodoble "Ópera Flamenca", que engrandece todo lo que se hace en el ruedo. Y allí, un torero como el de Badajoz, sabía lo que tenía que hacer: tiempo entre las series y mucho temple, obligando al de Zalduendo a conveniencia. Faena muy larga con la puesta en escena tan particular de Ferrera, ese pasarse la muleta por arriba y entrar a matar al paso iniciando el andar desde veinte metros. No acertó con el acero y saludó una ovación.
Más alto de agujas fue el quinto, que salía del revés del capote de Daniel Luque. Querer y no poder en cuanto a lucimiento de Luque, llevando al astado por arriba en el que fue un trasteo muy deslucido por las condiciones del toro. Al final estuvo breve y saludó una ovación.