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El comentario de Juan Antonio de Labra

Jueves, 15 Jun 2023    CDMX    Juan Antonio de Labra | Opinión     
"...Quizá sea el momento de organizar un gran consenso nacional..."
La cancelación de los seriales de novilladas programados en el cortijo "Los Fernández" de Guadalajara, y el cortijo "Campo Alegre" de León, vienen a evidenciar una problemática que, en alguna medida, ya ha sido desvelada por los distintos actores involucrados en este lamentable suceso.

La algarabía que había despertado el hecho de tener más novilladas en 2023, se ha ido difuminando paulatinamente, y en estos meses de lluvias y poca actividad taurina, venía muy bien haber estado atentos a los festejos que estaban programados en dichos cortijos, si se considera la gran capacidad organizativa y el entusiasmo de las empresas que encabezaban esos esfuerzos.

Sin embargo, la realidad fue otra: una cantidad irrisoria de boletos vendidos y la consiguiente ruina. Pero además del revés en sí mismo que ha significado esta merma económica, quizá lo más frustrante para los empresarios haya sido ver que la gente no acudió a esos dos únicos festejos celebrados, y que esas buenas intenciones de dar novilladas se hayan ido por la borda en detrimento del gremio más vulnerable.

Porque el cometido de estas novilladas era contribuir a posicionar a los más destacados, así como dar a conocer a los nuevos. Y es que, en este tipo de festejos, cuando las cosas se hacen bien, siempre existe la posibilidad de que surjan toreros que despierten la atención del público y vayan avanzando en su desarrollo profesional.

Una vez detonada esta situación por la que atraviesan las novilladas en México, por lo menos da gusto saber que estamos ante un asunto que sí es importante para muchas personas que se han manifestado en redes sociales, emitiendo diversas opiniones que merece la pena anotar, pues de cada una se puede extraer algo positivo, para que se genere una reacción inmediata de los encargados de dar toros.

En el transcurso de los últimos días, en este medio ya se han manifestado los empresarios encargados de la gestión de esas novilladas canceladas, así como otros que sí han podido concretar sus planes –a reserva de las pérdidas económicas que han encajado–, y otros más que siguen adelante en su empeño, lo cual es preciso agradecer en una época tan complicada para la Fiesta.

Quizá sea el momento de organizar un gran consenso nacional entre empresarios y ganaderos, donde se genere una lluvia de ideas de la que se desprenda una serie de soluciones eficaces, y si de suyo se sabe que en esto del toro la gente suele estar desunida y mira por intereses personales, es imperativo dar novilladas con el objetivo de mantener vigente el relevo generacional a mediano plazo.

Aunque hoy día los novilleros más ambiciosos, o con mayores recursos o padrinazgos, procuran proyectarse desde España, la organización de novilladas no debe detenerse con el aliciente de promover el desarrollo de la tauromaquia desde uno de sus aspectos más fundamentales: la producción de toreros que interesen a los públicos.


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