El martes pasado fue un día muy importante para la tauromaquia en la Ciudad de México, ya que se presentaron las 32 mil firmas recogidas durante una intensa campaña que tuvo lugar desde mediados del mes de enero y se prolongo durante varias semanas, con el apoyo de un gran equipo de entusiastas colaboradores.
Y aunque este hecho no implica la apertura de la Plaza México, porque la suspensión es un asunto jurídico que avanza por otro camino, el antecedente de haber entregado tal cantidad de firmas en el Congreso local, representará un sólido contrapeso político a cualquier otra iniciativa que pretenda prohibir la fiesta de los toros.
De hecho, se trata de una de las iniciativas ciudadanas con el mayor número de firmas recaudadas, inclusive el doble de las que presentaron los grupos antitaurinos.
De esta manera, el apoyo a favor de la Fiesta Brava se ha hecho patente y los legisladores serán conscientes de que existe una gran cantidad de personas que gustan de esta tradición, y se espera que también se vea reflejado en el ánimo de los jueces que, de un tiempo a la fecha, han concedido suspensiones con suma facilidad.
Por eso también ha tenido mucha significación la victoria en San Cristóbal de las Casas, donde el alcalde Mariano Díaz y la empresa taurina, consiguieron revocar una suspensión que permitió realizar las dos corridas de feria en la plaza “La Coleta”.
La controversia que generan los toros seguirá sobre la mesa. Sin embargo, no debemos bajar la guardia y seguir promoviendo la defensa de la Fiesta no sólo desde el aspecto legislativo sino también desde el aspecto judicial.
No hay que perder de vista que los toros siguen siendo una actividad legal contemplada en la Ley para la Celebración de Espectáculos Públicos de la Ciudad de México, y regida por un reglamento taurino que se actualizó en 1997, hace más de 25 años, y debemos hacer valer nuestro derecho al desarrollo de la libre personalidad y al trabajo, además de exigir respeto ante la sociedad.
Los políticos requieren argumentos de peso para tomar decisiones a favor de la tauromaquia, y esas miles de firmas vienen a respaldar la opinión de quienes se sumaron a una campaña sin precedentes, que superó, con la iniciativa prohibicionista.
Pero en el fondo, lo más significativo sería hacer entender a los políticos y a la sociedad en general, que de la cantidad de toros y novillos que se lidian al año en las plazas, solamente el seis por ciento es la materia prima para los festejos y el 94 por ciento restante representa justifica la existencia de una especia única en el mundo que se encuentra amenazada.
"Respeto" y "tolerancia" son las dos palabras clave en una democracia madura, ahí donde la decisión de un grupo, como es el taurino, también tiene el derecho de ser escuchado, tal y como lo refleja la reciente campaña que deja una clara enseñanza: la unión hace la fuerza.