Antonio Lomelín, con la misma raza torera de su padre, hombre valiente, no está dispuesto a dejar pasar la oportunidad de verse anunciado este sábado 25 en la primera corrida de la Feria de Texcoco, y aun con los puntos en la herida de los dedos de la mano derecha, saldrá dispuesto a pegarse un arrimón.
"Ahí vamos a estar, son oportunidades que no podemos dejar pasar. Sí, estuvo muy fuerte el corte de los dos dedos, pero ni modo, son cosas que pasan y hay que asumirlas como tal”, afirmó el diestro.
Lomelín resultó herido muy seriamente de los dedos anular y medio de la mano derecha el pasado domingo, en la corrida celebrada en San José Villa de Allende, Estado de México, donde a pesar de ello, logró cortar una oreja a cada uno de sus toros, pertenecientes a la ganadería de Torreón de Cañas.
"El doctor me dijo que tuve mucha suerte por dos cosas: una cortada llegó al hueso y la otra pasó a un lado del tendón. Si me lo hubiera cortado ahorita estaría operado e inmóvil de la mano", agregó.
A pesar de estar herido, el martes acudió a la ganadería de La Estancia, donde los ganaderos Martínez Vértiz le echaron una vaca y un toro de 530 kilos para entrenar.
"El médico no está muy de acuerdo que vaya a torear el sábado en Texcoco, pero respetó mi decisión; y solamente me dijo que me cuide, pues la herida se puede abrir y después ya no se podrá suturar nuevamente, tendría que dejar que cierre sola. El riesgo es una infección en el dedo donde la herida llegó al hueso, y aún con los cuidados necesarios, el proceso de curación y cicatrización será un poco largo".
El diestro lagunero, radicado en Hidalgo desde pequeño, se encuentra muy motivado, ya que recientemente cerró tratos con el aficionado Christian Guerra, quien lo estará apoderando.
"Surgió de una manera muy de improviso, lo conozco de hace mucho tiempo y fue a través de unos amigos en común que nos hemos frecuentado más y de ahí, sin querer queriendo, se dio esta relación de apoderamiento. Esperemos abrir poco a poco las puertas, que el apoderado hable y uno darle armas también con los argumentos en el ruedo".
En sus casi ocho años como matador de toros, desde que tomó la alternativa el 1 de mayo de 2015 en Morelia, de manos de Juan Pablo Sánchez y como testigo Pablo Hermoso de Mendoza, con el toro "Tupinamba", de Pozohondo, Lomelín Orozco ha toreado un total de 25 corridas de toros, en las que ha cortado 18 orejas, dos rabos y conseguido un indulto.
"Mi ánimo no ha decaído jamás. Incluso, durante la pandemia, en 2020 y 2021, entrenaba como si fuera a matar 30 corridas de toros y no toree ninguna. De cualquier manera, hay que estar preparado, no es queja, simplemente seguir entrenando y preparado para cuando salte la liebre aprovechar la oportunidad, como espero que así suceda este sábado en Texcoco".
Antonio Lomelín confirmó en la Plaza México el 7 de enero de 2018, con el toro "Divino", de Caparica. Su padrino fue Jerónimo y de testigo a Juan Pablo Llaguno. En 2019 fue el año cuando más corridas logró torear, siete, en las que cortó 11 orejas y dos rabos.
"Yo creo que este año si se va a superar ese número, estoy muy mentalizado para que se dé y para cualquier oportunidad aprovecharla y la verdad espero con todas las fuerzas de mi corazón que así sea. Primeramente, Dios pintará bien el año, poco a poco irán saliendo cosas e iremos dando de qué hablar", indicó.
El hijo del famoso torero acapulqueño, que llenó toda una época en los años setenta y ochenta, tiene la experiencia de haber comenzado muy jovencito en su carrera, cuando fue alumno de becerrista en la escuela taurina de la Fundación El Juli, en España, antes de debutar como novillero en México. Posteriormente, estuvo en Sevilla, con Alejandro Amaya, y el año pasado volvió para entrenar durante tres meses con Pablo Saugar "Pirri" y los maestros Sergio Aguilar y Ángel Gómez Escorial.