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El comentario de Juan Antonio de Labra

Jueves, 26 Ene 2023    CDMX    Juan Antonio de Labra | Opinión     
"...El triunfalismo rampante es engañoso, y también la forma en..."
La actividad taurina arrancó con fuerza en México y de aquí a finales de marzo hay más de cincuenta festejos programados, lo que sin duda representa un aliciente para el sector, especialmente para los ganaderos, así como para un público ávido de emociones tras los difíciles meses vividos durante la pandemia.

Y las noticias se suceden unas a otras con la algarabía que conlleva la tauromaquia, al desarrollarse de manera paralela a las celebraciones de las distintas fiestas patronales, que dan origen a las ferias programadas en el calendario taurino.

En algunos casos, el triunfalismo hace presa de determinados festejos, quizá por ese gozo natural de haber vuelto a la vida, luego de enfrentar una situación para la que nadie estaba preparado y que dejó diversas secuelas que es preciso superar.

Sin embargo, sería recomendable que los jueces de plaza no se desboquen, y concedan trofeos a diestro y siniestro, sobre todo en aquellas plazas de más jerarquía, donde se supone que existe una mayor responsabilidad de juzgar con un criterio más serio, aunque sin caer nunca en un rigorismo que tampoco es recomendable.

Saber interpretar la solicitud del público a la hora de demandar apéndices, quizá sea la tarea más difícil de un juez de plaza, y se supone que para eso está el asesor técnico, que con una frialdad más objetiva puede dar una oportuna recomendación a quien se encarga de dirigir la función.

El triunfalismo rampante es engañoso, y también la forma en que éste se refleja en los medios de comunicación, y si bien es cierto que la Fiesta necesita gente positiva en momentos de tantos ataques antitaurinos, tampoco merece la pena desbordarse y provocar triunfos artificiosos ni redactar titulares grandilocuentes, no obstante que la hipérbole siempre ha sido un rasgo del periodismo taurino.

¿De qué vale cortar tantas orejas o rabos, e indultar toros sin los merecimientos para ello? A veces, a los toreros les importa mucho este aspecto, el de los "goles", como luego suelen decir los apoderados menos castizos, creyendo que eso supone más contratos o el hecho de estar "sonando", como también dicen, para beneficio de la carrera de un torero.

Y se olvidan de que los triunfos huecos, aquéllos que carecen de un valor intrínseco, al final no conducen a nada cuando no hay un sustento fiable en lo hecho por un torero delante del toro si no existe la preocupación fidedigna de triunfar… toreando bien, que es lo que suele dejar más huella en el aficionado cabal.

A lo largo de muchos años se ha hecho creer al villamelón que una corrida exitosa es aquella en la que se cortan más trofeos, y esto suele ser una falacia porque hay faenas que no se premian por la falta de rotundidad con la espada y valen más que aquellas realizadas de cara a la galería, mientras que esos triunfos sin relumbrón son los que más trascienden entres los profesionales.


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