A punto de concluir este 2022, el renglón novilleril de la Fiesta de México ha sobrevivido gracias al esfuerzo desplegado por varias empresas que mantienen la conciencia de la importancia que reviste organizar este tipo de festejos. Y si bien es cierto que los certámenes o temporadas de novilladas no abundan, y suelen arrojar pérdidas, se trata de una inversión de futuro que debería de estar respaldada por una estrategia mejor definida.
Porque es posible que la existencia de una alianza entre aquellos empresarios que siguen creyendo en la trascendencia de las novilladas, de cara a los años por venir, podría incidir en el surgimiento y consolidación de los nuevos valores.
Si bien es cierto que la temporada novilleril de la plaza "San Marcos" de
Aguascalientes sigue siendo la punta de lanza de este encomiable esfuerzo, paulatinamente ha ido en aumento la exposición y prestigio de los ciclos novilleriles celebrados en el cortijo "Campo Bravo" de San Juan del Río, puesto en marcha desde el año anterior con éxito por la empresa Tauro Espectáculos.
Con la Plaza México cerrada y sin visos de una pronta apertura, sería muy favorable que la Plaza Arroyo volviera a erigirse en ese gran escaparate mediático para los novilleros. Con una historia que ya rebasa el medio siglo de existencia, pues fue inaugurada por el inolvidable Chucho Arroyo en 1971, al cabo de los años, entrada la década de los noventa, la plaza de Tlalpan se convirtió en un bastión para la novillería, en donde también llegaron a dar oportunidad a toreros de otras latitudes.
Y aunque durante varios años existió cierto encono entre ambos escenarios, la Plaza Arroyo, por la seriedad de sus festejos, adquirió una enorme relevancia y siempre fue considerada como la "antesala de La México".
Tampoco habría que desdeñar el trabajo hecho por otros empresarios, e inclusive por aquellos improvisados que en la pandemia aprovecharon la rebaja del precio de los novillos que sirvieron para no dejar en la cuneta las aspiraciones de distintos novilleros que, no obstante, se vieron en la necesidad de pagar por torear.
Siendo un año natural el de la actividad del calendario taurino de México, sería muy interesante hacer una programación estratégica de los escasos ciclos novilleriles, con la finalidad de encauzar, de una forma más ordenada y provechosa, el trabajo de cada uno de los empresarios y buscar los mecanismos para hacer de estos festejos más atractivos para el público joven, circunstancia que ha sido la clave en la "San Marcos" desde hace una década.
Y aunque el duro revés de tener a La México cerrada sigue pesando como una losa sobre la Fiesta, no se debe descuidar ni un ápice el titánico esfuerzo de dar novilladas, porque sólo de esa manera se mantendrá encendida la llama del toreo.