Con gran éxito se presentó en Monterrey ante un selecto público que se dio cita en el Salón Residence, de la colonia Obispado, el libro: "José Tomás, la tauromaquia de un mito", obra fotográfica de la reconocida firma Arjona, que data de principios del siglo pasado.

El libro, de arte, de gran calidad en la edición, el diseño y el acabado de impresión, cuenta con poco más de 200 páginas y aproximadamente 150 imágenes debidamente seleccionadas, así como los textos de Santi Ortiz, quien fuera matador de toros, profesor, escritor, ensayista y fiel admirador del torero de Galapagar.

"Esta idea del proyecto surge ya hace casi dos años, en plena pandemia, cuando la actividad había bajado al cero prácticamente", refiere su autor, Joaquín Arjona.

Cuenta que dándole vuelta a la cabeza y platicando con su tío Agustín, prácticamente el iniciador de la firma en el medio taurino y quien también es coautor de este, llegaron a la idea de hacer este gran libro de José Tomás.

"Sí, se han hecho muchos libros sobre José Tomás y nosotros, sabiendo del material tan extenso e importante que tenemos del maestro desde su época de novillero, de 1995 en adelante, creímos que podíamos hacer algo interesante. José Tomás es un torero de culto para el aficionado y un torero que cuelga el "no hay billetes" antes de anunciarlo. No queríamos hacer un libro más, sino un libro que trascienda, por eso hemos tratado de hacer todo lo posible en cuanto a la selección de imágenes y el texto de Santi Ortiz, que hace más de un mes nos ha dejado y que no cuenta la biografía, sino un texto que analiza más su tauromaquia, su valor y su trascendencia más como persona que como torero".

El libro "José Tomás, la tauromaquia de un mito", ya se presentó también en varias ciudades de España con gran éxito.

"Gracias a Dios estamos muy contentos por el éxito que está teniendo. José Tomás no es muy dado a aparecer en actos públicos, le hemos trasladado la invitación y sí sabemos, a través de su hermano Andrés, que el libro le ha encantado, "familiarmente les ha encantado", ya con eso nos damos por satisfechos", agregó el autor.

Hablar de Arjona en la fiesta brava es remontarse a los inicios del siglo pasado, cuando su bisabuelo, Agustín Arjona, nacido en Córdoba, funda su estudio fotográfico en Sevilla. No era un fotógrafo taurino, sino de retratos familiares y sociales, aunque de su estudio se rescata alguna placa de cristal de gran formato 9 x12 de los toreros de la época, Juan Belmonte y Joselito "El Gallo".

"Luego viene mi abuelo Pepe, nacido en 1921. Mi bisabuelo tenía su estudio en el barrio de Santa Cruz de Sevilla y junto está el barrio de San Bernardo, donde mi abuelo y el maestro Pepe Luis Vázquez fueron compañeros de pupitre desde niños. De ahí le nace la afición taurina, quiso ser torero, de hecho llegó a torear unas 15 novilladas con picadores, pero pronto se dio cuenta de que no tenía las condiciones para ser torero y lo que hizo fue aunar su pasión por los toros con la profesión que ya tenía de su papá, la fotografía. Mi abuelo es el originario como fotógrafo prácticamente taurino".

Después siguió su tío Agustín, hijo de su abuelo pepe, nacido también en Sevilla y de quien adquirió la sensibilidad para hacer buenas fotografías taurinas.

"Decía mi abuelo que para ser buen fotógrafo taurino primero había que ser buen aficionado taurino. Mi tío Agustín es un magnífico aficionado al toro y siempre que conversamos y analizamos la corrida le sigo aprendiendo mucho. Lleva más de 40 años como profesional, siendo la base gráfica del semanario taurino Aplausos", agrega.

Y Joaquín, nacido en Sevilla en 1978, es la cuarta generación de esta importante firma taurina.

"Empiezo muy jovencito, con 13 años, los toros me habían gustado desde niño. A mi abuelo siempre lo acompañaba a alguna ganadería y la fotografía me empieza a gustar más adelante.

Yo seguí con mis estudios. Me titulé en la Licenciatura en Historia del Arte, una carrera que me ha servido mucho a la hora de mi profesión, a la hora de las composiciones, luces, la estética, en definitiva si me ha ayudado mucho. Esa es la historia de las cuatro generaciones que somos", detalló.

Desde que el abuelo Pepe, el iniciador, falleció en el año 2000, solo su tío Agustín y él continuaron con la tradición.

"En ocasiones coincidimos el mismo día en distintos sitios y nos repartimos un poco el trabajo.  A México vengo desde hace muchos años y me siento como en casa. Llevo hechas varias publicaciones de libros, de ganaderías, etcétera y siempre trato de compaginar la temporada española con la temporada mexicana. Se cumplirán tres años que asociándome con Rafael Cue, quienes somos los que llevamos el proyecto de Tauro Magazine, trimestral, cuatro revistas al año y por eso no dejo de venir a México", señaló el fotógrafo.

Acerca de sus exposiciones taurinas, dijo que no es muy partidario de ellas, ya que no le llaman mucho la atención, solo han hecho en Sevilla y alguna vez, en 2009, montó una en Aguascalientes en ocasión de las festividades de "Las Calaveras".

Consideró que toreros como Morante de la Puebla en la actualidad y José Miguel Arroyo "Joselito" en los años 90, son dos de los toreros artistas que más le ha gustado fotografiar, por su concepto y plasticidad.

"No soy un fotógrafo que comencé con la fotografía de carretes en blanco y negro y tampoco soy de los que hacen una ráfaga de disparos por escena. Soy más bien selectivo, llego a disparar con las cámaras modernas solo unas 300 veces por corrida, me quedo con 100 y de esas realmente me sirven 5, 8 o 10 fotos, un número reducido. Con el tiempo aprendes a seleccionar lo que disparas y con toreros como los que mencione, el trabajo se facilita", finalizó.