Pero al final de la larga jornada, Isaac triunfó en la Monumental de Morelia, motivo que bastó para dispersar cualquier tipo de duda, suspicacia o lo que hiciera falta en torno a la complicada empresa de lidiar seis toros en solitario, durante su presentación como matador de toros en nuestro país, en medio de una agradable "fiesta de bienvenida" y con todo a favor y ante una muy buena entrada, de tres cuartos del aforo cubiertos, en una plaza que hace más de veinte años que no se llena.
Fonseca no escatimó ni se anduvo con medias tintas al recibir con una larga cambiada de rodillas a "Señorón", de Torreón de Cañas, un prólogo que fue una directa declaración de intenciones para lo que fue la faena más completa de la jornada de más de tres horas de duración.
Un cuatreño que, si bien es cierto que durante el primer tercio salió abanto, después peleó en el caballo y poco después pudo demostrar sus cualidades de clase, fijeza y bravura, compendio de características que Isaac aprovechó para emocionar al público con una serie de péndulos de inicio.
A partir de ahí, el torero vio por demás claro el panorama, dibujando series largas por ambos lados a un toro que tenía buena arrancada, ejemplar que rompió a bueno, recibiendo tantas casi circulares con temple y buen ritmo ante los gritos de "¡torero, torero!"
Quizá buscó el indultó demasiado rápido, en vez de optar por dar muerte a "Señorón" de una estocada contundente, y evitar así la polémica que generó el precipitado indulto concedido por el juez de plaza, que con ello le hizo a Fonseca un flaco favor, ya que esta decisión dividió las opiniones y eso fue notorio en la vuelta al ruedo, en la que ni siquiera invitó a salir a recorrer el ruedo al ganadero Julio Uribe Barroso, al que solamente estrechó la mano al pasar por su palco.
Más allá de la polémica que, de suyo, casi siempre despierta el indulto de un toro, queda patente el júbilo de los asistentes que se dieron cita de distintas regiones de la geografía nacional, pues Fonseca ganó la partida y de paso hizo ganar a Fiesta, pues a favor o en contra, pero no indiferentes.
Por cierto, lo de la concesión de un rabo simbólico (sin las orejas en este caso), debería de ser revisado para modificarlo en el reglamento taurino local, pues en una monumental de la importancia de Morelia no debería de concederse trofeo alguno tras el indulto de un toro, pues es un gesto un tanto chabacano más propio de los cosos de pueblo.
Una oreja de mucho mérito le cortó a un toro de Barralva, de encaste Atanasio Fernández, alto de agujas, que se escupió de salida y no le embistió en la primera arracada al salir de toriles, cuando Fonseca lo esperaba de rodillas en los medios.
Sin embargo, el toro se fue “calentando” y más tarde se empleó al caballo. Algo positivo vio Isaac en su colaborador que, a pesar de quedarse corto el moreliano supo colocarse, acortando las distancias, y a base de aguante le sacó muletazos de mucha exposición y riesgo en la zona de tablas. Mató de estocada delantera, perpendicular, que provocó derrame, y le concedieron la única oreja de la noche.
La otra faena que alborotó el cotarro fue la del sexto, un toro bien hecho y serio de Villa Carmela, que se lastimó una mano y embistió con transmisión, pero sin ritmo, ante un Fonseca visiblemente cansado, que estuvo bullidor, y poco templado, en esa parte final del trasteo.
Cabe apuntar que a su desempeño con la espada faltó rotundidad, pues salvo la buena estocada al toro que abrió plaza, el resto fueron estocadas con ciertos defectos que deberá corregir para dar un mejor acabado a sus faenas.
Lo demás osciló en un compendio de voluntad y porfía, ante ejemplares que poco se prestaron para el lucimiento, pertenecientes a las divisas de Xajay, Julián Hamdan y José Julián Llaguno.
Al final de una larga noche, Isaac Fonseca salió a hombros de la plaza y brindó espectáculo, a fin de cuentas, superó la prueba y ahora habrá que esperar qué sigue en su temporada mexicana, pues por ahora solamente está anunciado el sábado 18 de noviembre en Tlaxcala y, un mes después, el domingo 18 de diciembre, en la plaza "El Carmen" de Caxuxi, coso enclavado en el estado de Hidalgo.