La tauromaquia y la religión católica reafirmaron una vez más su histórico hermanamiento con la tradicional "Corrida de Las Luces" que se realizó hoy en Huamantla, durante una emotiva y multicolor jornada en la que Arturo Macías salió a hombros tras cortar dos orejas.
Habiendo estado en reposo y atendido por el personal médico durante la lidia de dos toros, luego de la tremenda cogida sufrida durante su primero, Arturo volvió al ruedo para enfrentar al quinto y, aunque al principio se le notó un tanto desconfiado, instrumentó unas navarras con voluntad en el quite.
Brindó al ganadero Sergio Hernández González, y luego se dio cuenta de las condiciones de "Mueganito", con el que logró series de buen acabado por los dos pitones, acompañado por la "Pelea de Gallos". A medida que avanzaba el trasteo, el público se le fue entregando y expuso mucho, a punto de ser nuevamente cogido, un hecho que entusiasmó la gente. A la hora de matar dejó un espadazo trasero que hizo doblar pronto al toro. Hubo premiación de arrastre lento al de Rancho Seco y las dos orejas para el torero.
Poco había logrado con el percal ante su primero, que en dos ocasiones se dolió a la puya y en el tercer encuentro, frente a toriles, empujó y tumbó al picador. En banderillas, Alejandro Prado saludó una ovación por su desempeño.
Empezó Arturo con varios muletazos viendo al graderío, siendo prendido de manera impresionante, pues quedó enganchado en el pitón. Revisado en el ruedo, regresó a la carga con muletazos de rodillas pinchando antes de encontrar los blandos. Le sonaron un aviso y hubo leve petición tras la que recorrió el redondel.
No queriendo irse con las manos vacías, El Zapata regaló un toro y se afanó en agradar desde que se abrió de capote y también con las banderillas. En el tercio de muleta consiguió algunos momentos destacados que la gente le agradeció, antes de culminar su labor mediante una estocada caída. No obstante, recibió la oreja solicitada por el público.
De buena presencia y exigente fue el que abrió plaza, por lo que El Zapata buscó más efectividad que lucimiento. El toro se empleó en varas y apretó a Uriel cuando clavó banderillas. El torero de la tierra comenzó su faena doblándose para ahormar la cabeza del toro, y así le paró por el pitón izquierdo siendo desarmado. Por el derecho se le frenaba, viendo lo cual se dobló pudiéndole en el toreo por la cara previo a colocar una estocada desprendida y escuchó palmas.
Su variedad capotera se puso de manifiesto con "Centenario" para la respuesta popular, que continuó durante el quite posterior al puyazo. Alborotó más clavando tres pares de banderillas en 30 segundos, haciendo sonar la diana. Brindó al respetable su labor de muleta, iniciada con dos cambiados por la espalda un tanto apresurados, mismo tenor que siguió el resto del trasteo. Pinchó para escuchar palmas tras aviso.
Mesurado estuvo Calita con el capote y poco se le vio ante un toro con menos cara, que no remataba las embestidas. Esta condición lo obligó a abreviar y, luego de un trasteo de aliño, pinchó antes de conseguir media estocada tendida que le bastó para escuchar palmas.
Ante el sexto toro de la corrida, Calita mostró sus intenciones de ampliar su repertorio con el percal ante. Pascual Navarro clavó dos excelentes pares de banderillas y también se ganó una ovación en el tercio. Posteriormente, Calita estructuró una faena fundamentada en tratar de sujetar al toro que se escupía de la tela. Mató de una estocada honda al tercer viaje y se retiró en silencio.