Al enfrentar a su segundo, un bonito ejemplar de pelo berrendo aparejado, perteneciente al hierro de Marrón, Antonio estuvo bien en los lances a la verónica. Después, llevó al toro con chicuelinas al paso para dejarlo en suerte delante del picador y, más tarde, clavó las banderillas en buen sitio.
Con el ambiente a su favor, tras los primeros compases de la faena, algo no satisfizo al torero de la conducta del toro y se concretó a realizar u a labor de aliño, un hecho que molestó al público. Sin embargo, volvió a estar contundente con la espada y no hubo empacho en pedirle la oreja que le fue entregada.
Se le notó poca confianza a Angelino De Arriaga con el capote ante su primer toro, del hierro de Tenexac, que solamente recibió una puyazo. En esta ocasión, el tercio intermedio fue más ruido que nueces, y ya con la muleta en mano pudo sacarle partido al toro, que perdió algo de empuje. No obstante, realizó series derechistas de buen acabado para terminar su trasteo con luquesinas. A la hora de matar recetó una estocada entera, de efectos rápidos, para que el juez le concediera de inmediato las dos orejas.
De la ganadería de José Julián Llaguno fue el quinto al que recogió con el percal el apizaquense, y luego de un breve puyazo clavó banderillas resolviendo bien en algún momento de apuro, hecho que entusiasmó a la gente. Desahogado dio inicio a su trasteo, consiguiendo series interesantes sobre ambas manos y, aunque lamentablemente pinchó, de todos modos se le concedió una oreja que luego le protestaron en la vuelta al ruedo.
Un buen ejemplar de Tenexac correspondió en primer término a Francisco Martínez, ante el que realizó una labor alegre y variada en los tres tercios, en los que tuvo la respuesta del público que siempre lo alentó. Se hincó en los medios ligando una primera serie emotiva que caló fuerte y, lamentablemente, la faena se vio empañada con el acero, pues le mandaron dos avisos para retirarse en silencio después que al toro fue premiado con arrastre lento.
Tuvo en segundo término a uno de De Haro que empujó al caballo y lo derribó quitando el matador con lances a pies juntos. En el tercio de banderillas lució mucho, sobre todo en el par de "La moviola" que generó una ovación. Su trasteo fue variado por ambos pitones ante un toro que se le empezaba a quedar corto. Al final, le reconocieron su voluntad antes de pinchar para retirarse en silencio.
Abrió plaza el rejoneador Fauro Aloi en cuya labor se destaca el toreo que realizó templando con la grupa de sus jacas, pues clavó un rejón trasero y las banderillas quedaron un tanto descolocadas. Tras pinchar con el rejón de muerte, echó pie a tierra y acertó en el segundo descabello, así que le sonaron algunas palmas tras un aviso.