El complicado juego del primer toro de su lote y el deslucido del segundo, que además tenía algo de peligro sordo, impidieron a Joselito Adame debutar con un triunfo en Pamplona, en la que al final, con madurez y oficio, pudo resolver la papeleta. 

Y es que de antemano el haberse anunciado con esta ganadería de José Escolar, de las llamadas duras, estaba visto que aquello no tenía gran futuro, por lo menos en el papel y así se confirmó también en el ruedo. Tanto Joselito, como sus alternantes Rubén Pinar y Javier Cortes, que coincidieron al vestir de blanco, no lograron cortar las orejas a un complicado encierro. 

A manera de bienvenida en su debut Joselito se encontró con la realidad del toro de Pamplona, un toro hondo, alto y con unos pitacos de mucho peligro y respeto por delante.  "Cartelero", marcado con el número 59 y con 575 kilos abrió plaza en la tercera corrida del centenario de la Feria pamplonica.  

El de José Escolar no fue un toro fácil ya que luego de recibir dos puyazos en buen sitio a cargo de Óscar Bernal y Alberto Sandoval, seguía sin humillar, erguido, mostrando su gran arboladura. El segundo tercio transcurrió asombrosamente rápido por los banderilleros de la cuadrilla, Tomás López y Alberto Zayas, mientras que el mexicano Víctor Mora lidiaba con el capote.  

A estas primeras alturas de la corrida, las peñas ya daban rienda suelta a la música en el tendido como es costumbre en esta centenaria plaza. Joselito brindó al público su debut en Pamplona, luego de haber toreado esta misma temporada en Madrid, donde resultó seriamente lesionado del cuello, además de Burgos y Soria, de las que salió a hombros en estas dos últimas plazas. 

El oriundo de Aguascalientes mostró su madurez e inteligencia al iniciar su faena con dos muletazos por abajo, llevando a "Cartelero" del tercio a los medios y rematando con el molinete. El toro siempre estuvo fijo con Joselito, más que al engaño. Con oficio el diestro azteca que vistió de blanco y oro con faja y corbatín rojo, le pudo arrancar tres muletazos en la primera serie. En resumen, fue una faena corta, de cuatro tandas por derecho, rematadas con el de pecho, acompañándolo siempre con la voz en los muletazos, hasta que do la impresión de haberse impuesto. 

A la hora de matar, en la suerte natural, se fue por derecho, librando limpiamente los pitones y dejando con habilidad un estoconazo en buen sitio, que no fue suficiente pues requirió de un golpe de descabello. ¡Ufff, el primero ya estaba muerto! 

El segundo de su lote, "Posadero", número 49 con 540 kilos, era muy amplio de cuna, pero al menos dio la opción de haber humillado. y que al menos, humilla. Con este, Víctor Mora y Alberto Zayas tomaron las banderillas. El mexicano estuvo muy desconfiado, dejando solo un palo en cada viaje.  

Sin brindar, Joselito armó la muleta y se fue a buscar partido al de Escolar. Otra vez doblones por abajo para destroncar y cite por naturales. Dos o tres y el de pecho. Buscó suerte por derechazos, pero el toro le trompicó el engaño un par de ocasiones. Mató de media estocada habilidosa y un golpe de descabello y se retiro entre algunos pitos.

Quedó claro que el oficio sacó a flote esta vez a Joselito en una tarde en la que el juego de los toros no permitía el lucimiento de la terna, y queda la experiencia de haber lidiado un hierro duro en una plaza en la que hay que estar con los con sentidos bien puestos… y algo más. 

El primero de Rubén Pinar, "Chismoso", cárdeno bragado con 530 kilos, tuvo movilidad y a diferencia del primero, dejó estar al albaceteño. En el tendido "El Rey" y "La chica ye-ye" amenizaron alegremente su labor. Tras la estocada hubo petición de oreja que la presidenta en el palco no concedió, por lo que todo quedó en una salida al tercio. Su segundo, "Horquiñano I", con 500, tampoco se prestó para el lucimiento. Mató pronto y se fue en silencio. 

Completó la terna Javier Cortes y ante su primero, "Diputado" que pesó 560 kilos, tampoco tuvo suerte. El astado resultó tan deslucido que no hubo mayores momentos de lucimiento. Mató de estocada trasera y tendida. Cerró plaza "Buenacara", con 520 kilos, como el resto de sus hermanos, de poco juego, con la cara a media altura, sin humillar, pero con un poco mayor de lucimiento que los cinco anteriores. Una faena de la que hay poco qué destacar, como el resto de la función que transcurrió en una hora 55 minutos.