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Herederos de la "julimanía"

Lunes, 25 Abr 2022    CDMX    Juan ANtonio de Labra | Foto: LM           
El Juli cortó una oreja en "Aguas" ante la mirada de Valadez y Aguilar
La llamada "julimanía" comenzó a popularizarse en Aguascalientes, precisamente cuando a comienzos del nuevo siglo, Julián López ya gozaba de la anhelada vitola de "figura del toreo". Y hoy, a tantos años de distancia, dos toreros que entonces daban sus primeros pasos en la vida.

La inmensa mayoría de los niños que jugaban al toro y soñaban con ser toreros, admiraban a aquel prodigio nacido en Madrid, que ya desde 1997 había cuajado al novillo "Feligrés", de la divisa de La Venta del Refugio, aquella inolvidable tarde del 4 de agosto en la Plaza México.

Y ese “boom” de Julián, tan significativo para la Fiesta de México, iba a detonar el surgimiento de muchos soñadores de gloria que quería emular las hazañas del joven maestro madrileño. Ese fue el caso, por ejemplo, de Joselito Adame, y en esa misma estela surgieron otros, como dos espadas que hoy pudieron alternar con el maestro consumado: Leo Valadez y Miguel Aguilar.

De El Juli habría que agradecer dos gestos recientes. El primero, haber toreado una corrida a beneficio de Tauromaquia Mexicana en Juriquilla. Segundo, aceptar la propuesta de la empresa de torear con dos toreros que apodera, el 25 de abril, en la fecha clave de la Feria de San Marcos, donde hoy se festejó al santo patrón.

En medio de esta argumentación, brilló, una vez más, la solidez de su tauromaquia a lo largo de una tarde en que sabía muy bien que no venía a rivalizar con los chavales hidrocálidos, sino con Andrés Roca Rey que le bastaron dos tardes para ponerle su nombre a la feria... por ahora.

Y visto lo que había hecho el limeño, Julián quiso apretar el acelerador a fondo para no quedarse a la saga. A diferencia de Roca Rey, El Juli no tuvo ningún toro que le permitiera explayarse con mayor facilidad, y hoy tuvo que volver a arriesgar en aras del triunfo. Así lo hizo delante del toro que abrió plaza, un toro que tenía transmisión, pero terminó desarrollando genio, pues estiraba el cuello de manera reservona para puntear las telas y pegaba incómodos derrotes.

Pero El Juli se puso en la línea de fuego y le hizo una faena mandona, en la que, desde el inicio, buscó someter una embestida bronca que en cierto pasaje de la faena se tradujo en un desarme, producto del hachazo que le tiró a la muleta.

Y a base de colocación y tiempo, consiguió meter en vereda a ese toro de San Miguel de Mimiahuápam, ante la mirada de un público que siguió la faena con interés y llegó a corearle varios naturales de largo y templado trazo.

A pesar de que Julián buscó atemperar la embestida, la encomienda no era sencilla. Mas nunca se desesperó ni dejó de pisar terrenos comprometidos, antes de colocar una estocada entera, un tanto trasera, que fue suficiente para hacer doblar al de Mimiahuápam y recibir la primera y única oreja concedida en esta corrida.

Consciente de que no era recomendable marcharse de "Aguas" sin una Puerta Grande, al cuarto lo toreó con la misma vocación, la de un torero de fondo largo, que todavía hoy, a 25 años de distancia de su debut como novillero en México, no ha perdido la ilusión de expresar sus sentimientos a través de la magia del toreo.

Pero las circunstancias no le fueron favorables, y no le quedó más remedio que conformarse con lo que, hasta entonces, había conseguido.

Tampoco Leo ni Aguilar tuvieron toros para favorecer el triunfo, y si en sus dos primeras faenas buscaron agradar, el primero con un toro incierto que tenía unos terrenos muy específicos para embestir mejor, el otro fue un manso que huyó continuamente de la muleta.

Al saltar a la arena el quinto, la gente estaba deseosa de disfrutar una tarde importante de toros en un 25 de abril. Y fue por ello que Leo leyó muy bien el tedio que invadió al tenido para despertar al público con una lidia luminosa y variada, en la que bosquejó un quite por crinolinas, previo a coger los palos para ofrecerle un par al veterano y agitanado Fermín Quiróz, luego de que éste despertó el interés del público con sus ademanes, cuando la gente pedía que Valadez cogiera los palos.

A partir de este momento, se vivió una alegría colectiva que había provocado el tercio de banderillas compartido, y Leo hizo una faena basada en la variedad y la entrega, que fue a más, a la par del éxtasis que en esta tierra provoca la famosa "Pelea de Gallos".

Cuando tenía un triunfo de dos orejas en la punta de la espada, pinchó varias veces y así empañó lo que había acontecido hasta entonces, dejando detrás un desánimo generalizado que no tardó en disiparse cuando Migue Aguilar salió a enfrenta al sexto, un toro bajó, corto de manos, largo de viga que, de haber tenido un punto más duración hubiese contribuido a levantar alicaídos ánimos.

En ello también se afanó Miguel, que hizo una faena sobria y estructurada, con una serie de redondos que ahí quedó como modelo de clasicismo pero que, lamentablemente, no se tradujo en el corte de una oreja.

Y al final de la corrida, mientras El Juli se marchaba de la plaza con una inexplicable división de opiniones, tanto Leo como Miguel Aguilar lo hicieron arropados por su gente, en una tarde a la que le hizo falta ese triunfo exultante que tan bien sabe en una fecha tan significativa en Aguascalientes.

Después de este intenso bloque continuado de cinco corridas, el serial abre un compás de espera hasta el próximo jueves 28, fecha en la que se lidiará un encierro compuesto por seis ganaderías de la región, para una combinación de la que se ha caído el madrileño Roberto Galán, debido a que se encuentra enfermo, y su lugar podría ser ocupado por el hidrocálido Javier Castro. Vamos a esperar que la incógnita se despeje. Entretanto, aguardaremos que la feria siga en este tono ascendente que venía teniendo hasta la tarde del sábado.

Ficha
Aguascalientes, Ags.- Plaza Monumental. Sexta corrida de feria. Un poco menos de tres
cuartos de entrada, en tarde calurosa. Toros de San Miguel de Mimiahuapam, bien presentados, de poco juego en su conjunto. Pesos: 488, 486, 500, 497, 485 y 533 kilos. Julián López "El Juli" (verde olivo y oro): Oreja con algunas protestas y palmas. Leo Valadez (nazareno y oro): Silencio y ovación. Miguel Aguilar (blanco y oro): Palmas y ovación tras leve petición. Incidencias: Destacó en banderillas Gustavo Campos, que saludó una ovación desde el burladero, en el 4o. Al finalizar el paseíllo se entregó un reconocimiento a la enfermera Conchita, por su importante labor en la enfermería a lo largo de muchos años.


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