Todo transcurría con normalidad la tarde de ayer en Cadereyta tras la lidia, que no pasará a la historia, de los dos primeros ejemplares de la ganadería de Arroyo Hondo. Fue a la salida del tercero, marcado con el número 48, de nombre "Apache" y con 420 kilos, cuando sembró el miedo entre el público.

El novillo hizo una salida contraria y al llegar a los medios se avisó y dirigió en línea recta hacia las tablas con gran ímpetu y velocidad… 

En su limpio vuelo hacia el callejón, "Apache" se impulsó con sus patas traseras y cuan largo era, quiso llegar hasta el tendido, pero las barras protectoras se lo impidieron, logrando meter entre ellas la cabeza.

En la oportuna secuencia fotográfica de nuestro fotógrafo Juan Antonio Ortiz y desde otro ángulo de Paco Montelongo, fotógrafo independiente, se observa como la cabeza del astado apunta directamente hacia el novillero en retiro Alejandro Tamez, que ocupaban un lugar en la primera barrera y parece impulsarlo de nuevo hacia el callejón.

A su derecha, de visita en la ciudad, el apoderado Adolfo Guzmán sorprendido levanta los brazos, mientras su esposa se incorpora de su asiento. A la izquierda de Tamez, el abogado Roberto Flores de la Rosa, puro en mano, parece encogerse en su asiento, mientras que la aficionada Imelda Saldívar, observa la escena con gran susto.

En su caída de regreso al callejón, el novillo alcanzó a golpear el brazo izquierdo de un joven que sin ninguna función ahí dentro (camisa guinda) alcanza a meterse al burladero de la contrabarrera.

Afortunadamente el novillo no causó desgracias personales y fue devuelto al ruedo, situación que aprovechó el novillero en turno, Gerardo Marroquín, para darle el recibo capotero al astado.  

En la década de los setenta, un astado sí alcanzó a brincar hacia el tendido, causando pánico y destruyendo a su paso instrumentos de la banda de música, situada a unos 20 metros a la izquierda, de donde ayer, el novillo "Apache" espantó a la gente.