La carga de emoción y expectación con la que se vivió la tan esperada Corrida de Las Luces, en la reapertura de la Plaza México, se apagó apenas dobló el tercero con un sólo triunfador, Juan Pablo Sánchez, quien realizó lo más rescatable del festejo, en buena medida debido a que la mayoría de los toros lidiados no terminó de romper.
En realidad fue una pena que el encomiable esfuerzo de todos los que tomaron parte en ella, así como la empresa y las autoridades capitalinas que dieron su anuencia para celebrarla, ya en semáforo verde por la contingencia de la pandemia, se haya estrellado en una pared donde los toros dejaron mucho qué desear.
Y es que solo el lidiado en tercer lugar, "Acitrón", de la ganadería de Jaral de Peñas, salvó una noche que de entrada pintaba para que además de emotiva y digna de recordar, tuviera varios triunfadores y toros que destacar, por proceder éstos de seis distintos hierros, pero salvo el que correspondió a Sánchez, los demás echaron impidieron que el festejo tuviera mayor brillantez.
El torero de dinastía hidrocálido dejó ver sus claras intenciones de triunfo al desprenderse del burladero y templar con suaves lances la jubilosa embestida del imponente burraco, noble y de franco recorrido, que permitió su lucimiento.
El torero de Aguascalientes se percató de que ahí olía a triunfo y tras el brindis a
Alfredo Gutiérrez se fue a los medios de la arena para iniciar un espeluznante trasteo de hinojos, en el que se ligaron hasta cuatro derechazos rubricados con el cambio de mano que prendió la emoción en los tendidos.
Sonriente y animoso, Juan Pablo corrió la mano con tersura en los trazos por pitón derecho, habiendo probado también que por el izquierdo no tenía la misma calidad en la embestida. Así estructuró una faena alegre y variada, del gusto de los casi 20 mil aficionados que hicieron una gran entrada y que tras la estocada, entera y un pelín trasera, en la que salió trompicado, le premiaron con la oreja, a la postre la única que se cortaría en la noche.
Abrió plaza Uriel Moreno "El Zapata", con uno de Rancho Seco, noble pero que duró muy poco en el engaño, al que acudía sin entrega y con la cara alta. Lo más rescatable fue el tercio de banderillas donde, tras colocar de manera muy ajustada el primer Par Monumental, se arrancó a dar la vuelta al ruedo. En el tercio final cumplió con una labor aseada y variada.
Al segundo espada, Ernesto Javier "Calita", le tocó en suerte un colorado rebarbo de La Joya con el que estuvo muy lucido con el capote, echándole los vuelos del engaño por delante, en un tercio que resultó terso, sobre todo en el soberbio remate de la media verónica. El toro también tuvo el sello de la nobleza, pero pronto se apagó y no hubo más que dar en el tramo final con la sarga, con la que Calita estuvo empeñoso y se metió entre los pitones para ver si le sacaba más partido.
Ya con el triunfo momentáneo de Juan Pablo Sánchez, el festejo cambió radicalmente con la aparición en la arena del cuarto, de Los Encinos, que no fue materia para mantener el nivel del festejo, por lo que Sergio Flores, que reaparecía de una grave cornada, abrevió no sin antes sepultar la mejor estocada de la noche, por haberla ejecutado con una gran limpieza que hizo doblar al toro de inmediato.
Luis David, con el quinto, de José María Arturo Huerta, pasó también un trago amargo pues su toro fue pitado por el publico, que reprobó su presencia. Y es que al lado del trapío del encaste Domecq, como fueron el de La Joya y el de Jaral de Peñas, este toro desentonaba. La silbatina que caía como cascada del tendido, acompañó al deseo de triunfo de Adame, pero a esas alturas el público ya no quería saber nada del toro ni del torero, que pasó de puntillas.
El cierra plaza provino de Pozo Hondo, para Leo Valadez, quien quiso enderezar el barco y tras lucir de capa por caleserinas, de salida, se abrió de nuevo la oportunidad de abrochar con triunfo la noche, pero la faena decayó en el último tercio y todo quedó en el intento, que ni siquiera con las banderillas consiguió levantar el entusiasmo.
Cabe destacar su variado y bonito torero de capote, ya que no sólo recibió al toro con una buena larga cambiada de rodillas, en los medios, sino que toreó de salida por caleserinas y luego hizo un vistoso quite, que dejó muy buenas sensaciones.
Así terminó una noche diferente y emotiva por la procesión religiosa de la Virgen del Rosario, y el recuerdo para todos aquellos que se nos adelantaron en el paseíllo durante esta pandemia de la que, poco a poco, la Fiesta Brava comienza a resurgir en la capital de país, donde pronto habrá otros cinco festejos a lo largo de esta campaña, de la que se esperan cosas importantes.