Bonito ejemplar, jirón y lucero, correspondió en primer término a Leo Valadez que lo recibió con un lance a una mano siguiendo con varios combinados. Después del puyazo, realizó, junto con Luis David, un vistoso quite al alimón por chicuelinas que resultó de gran sincronía y provocó la ovación más fuerte de la tarde. Tras ello, banderillearon haciéndose aplaudir.
Empezó Leo toreando al natural aunque después prefirió el lado derecho, pues el toro por ahí embestía aunque con la cara arriba. Cuando volvió al perfil izquierdo se acentuó lo de terminar distraído, pero Valadez le sacó partido por alto y terminó con espadazo delantero y caído para coartar una oreja.
Breve se mostró con la capa ante el sexto, que hizo mejor pelea con el caballo y tuvimos oportunidad de ver un gran puyazo de Othón Ortega que fue despedido con palmas al abandonar el redondel. El Rifao fue invitado por Leo a banderillear siendo ambos aplaudidos.
Con acompañamiento de la "Pelea de Gallos" aprovechó las mejores embestidas del toro siendo apoyado por la gente, todo hacía suponer que podía cosechar otro apéndice, sin embargo un pinchazo antes de la estocada honda y caída enfrió los ánimos terminando en silencio.
Luis David, quien se llevó la primera oreja de la tarde, echó el capote abajo sabrosamente para torear flexionando una pierna. Al toro se le picó en la querencia, pues se arrancó al caballo cuando pasaba frente a toriles. Quitó Luis David con lances similares a los del comienzo y solicitó el cambio de tercio después del segundo par.
Repitió el procedimiento de echar el engaño abajo, ahora doblándose lo que le permitió ligar el toreo por pitón derecho entre algunas palmas y cerró con manoletinas. Tras un bajonazo dobló el toro y le entregaron una oreja que, ante las protestas, dejó en el estribo antes de dar la vuelta al ruedo.
También resultó manso el quinto, por lo que Luis David se limitó a bregarlo para ponerlo al caballo donde le pegaron fuerte. Los banderilleros se volvieron a desdibujar, mientras el matador se esforzó en intentos por ambos pitones que el público reconoció. Un espadazo hondo delantero no surtió el efecto requerido y escuchó un aviso antes de dar varios golpes de descabellos para retirarse en silencio.
Habiendo empezado El Rifao la tarde con poca fortuna, ante su segundo salió decidido a todo y se fue frente a toriles para recibirlo con "la tlaxcalteca", que realizó con acierto, y ya puesto en pie siguió empeñoso con verónicas que le jalearon, así como el quite por faroles invertidos. Invito a sus alternantes a banderillear, lo que el público les agradeció porque dieron espectáculo.
Dispuesto el huamantleco ante las escasas posibilidades que ofrecía el de Darío González, empezó la faena con la mano derecha; sin embargo, consiguió lo mejor toreando al natural. Mató de un golletazo que empañó su empeño, pero la insistencia del público obligó al juez de plaza a soltar un apéndice.
El que abrió la función resultó manso con peligro, poniendo de manifiesto el poco sitio del torero que, meses antes, había sufrido en esta misma plaza un percance que lo tuvo en rehabilitación varias semanas. También las infanterías anduvieron a la deriva como el propio torero, que atizó un metisaca por las costillas sin perfilarse lo que le ocasionó una multa por parte del juez, pitos para el torero y al toro en el arrastre.