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"Uno para todos y..."

Domingo, 03 Oct 2021    Madrid, España    De Labra | Foto: Plaza 1           
Antonio Ferrera cedió protagonismo a sus banderilleros y picadores
Ya desde que Antonio Ferrera pidió a toda su gente salir a saludar la alentadora ovación de recibo, el guión de la encerrona estaba escrito: ahí iban a tener protagonismo todos y cada uno de los integrantes de las cuadrillas, picadores y banderilleros por igual, y también los sobresalientes, el español Álvaro de la Calle y el francés Jeremy Banti, para poner en escena una curiosa "producción" taurina que distó mucho de tener la esencia más rancia de lo que debe ser una encerrona.

De esta guisa, parece que aquella conocida máxima de los tres mosqueteros volvió a cobrar fuerza en Las Ventas de Madrid, con su consabida frase, pero citada a la inversa; es decir, "todos para uno y uno para todos" que, ciertamente, quitó magia al papel protagónico del "actor" principal de la tarde, que debió ser, exclusivamente, el que se anunciaba "como único espada", el maestro que venía a solventar una difícil papeleta.

Y como ninguna de las seis faenas con los toros de Adolfo Martín tuvo la redondez deseada, en gran medida porque los ejemplares del encaste Albaserrada o se desfondaron en varas o no tuvieron duración y casta en la muleta del extremeño, la encerrona se fue diluyendo, paulatinamente, sin que el esfuerzo tuviera la recompensa deseada.

Con esa fuerte lluvia cayendo horas antes del festejo, que quitó gente en los tendidos, y unas frías ráfagas de viento que golpeaban la cara, los momentos estelares de la corrida los estaban ofreciendo picadores (como fue el caso de Antonio Prieto en el segundo del festejo, al que citó desde muy largo) y banderilleros, pero no del todo Ferrera, como era de esperarse.

Si bien es cierto que procuró potenciar la lidia y dar espectáculo, tratando de sacarle partido a cada uno de sus toros con una comprometida honradez profesional, el hecho de delegar en su gente la emoción de determinados pasajes de la lidia, restó brillantez al conjunto de una actuación que vivió sus mejores momentos con el encastado segundo, un toro hondo, con mucha cara, que llegó sin ritmo a la muleta.

Cabe decir que esa estocada entera, un tanto caída, pudo haber abierto la posibilidad de la Puerta Grande si se hubiese concedido. Pero ese defecto en la estocada, impidió un triunfo un tanto ficticio, producto de esa falta de rotundidad en alguna faena, y más aún con el reciente y palpitante recuerdo de Emilio de Justo del día anterior. Pero los toros de Adolfo Martín, con sus matices, no propiciaron la faena que la gente quería ver, y tal vez tampoco la que Antonio Ferrera había soñado.

En esa predisposición al triunfo, y con el noble sobrero de Pallarés que abrochó la tarde, hubo un gran tercio de banderillas con la presencia del propio Ferrera, José Manuel Montoliú (que se salvó de milagro de sufrir una cornada en un ejemplar anterior, al caer en descubierto), Fernando Sánchez, José Chacón y Joao Diego Ferreira (que por instantes se vio en los pitones de otro toro) que clavaron cada uno con sello y torería para escuchar, juntos –"Todos para uno…"– la ovación más sonora de la tarde.

Cuando Ferrera recibió la oreja de ese toro, digno premio al encomiable esfuerzo que supone lidiar siete morlacos en cualquier plaza, y más aún en la de Madrid, el extremeño levantó el dedo índice no a la manera del inolvidable Luis Miguel Dominguín para proclamarse el número uno, sino para solicitar al juez de plaza ¡otro toro de regalo!, tal y como si estuviera en una plaza de ese México al que tanto quiere y donde muchas veces las corridas duran una insufrible eternidad.

Pero aquí la negativa fue rotunda, y con justa razón. Porque si con siete no se había conseguido nada digno de un papel estelar y protagónico, como de suyo debió ser esta encerrona, ya no cabía encore alguno para rematar el espectáculo que, por otra parte, dejará tema para la polémica. Y eso, amigos, siempre es saludable para la Fiesta.

Ficha
Madrid, España.- Plaza de Las Ventas. Quinto festejo de la Feria de Otoño. Dos tercios de de entrada del aforo permitido (unas 8 mil personas) en tarde fresca, con algunas ráfagas de viento. Seis de toros de Adolfo Martín, desiguales en presentación y hechuras, de poco juego en su conjunto. 1o. sin fondo, se quedaba corto. 2o., obediente a los toques, tardo y sin clase, pero con transmisión. 3o. desarrolló sentido y se defendió. 4o. Deslucido, pasaba.  5o. noble, flojo, duró poco. 6o. bravo en varas, noble, vino a menos y terminó distraído. Y un toro de Pallarés (7o., sobrero, como regalo), noble, falto de transmisión. Pesos: 515, 512, 580, 536, 510, 515 y 557 kilos. Antonio Ferrera (azul turquesa y oro), como único espada: Silencio, ovación con aviso tras petición, silencio, silencio tras aviso, palmas tras aviso, silencio tras aviso y oreja en el de regalo. Incidencias: Al romper el paseíllo el público sacó a saludar a Antonio Ferrera, y éste pidió la presencia en el ruedo de todas las cuadrillas, incluidos los sobresalientes Álvaro de la Calle y Jeremy Banti, y hasta de los picadores, en un gesto muy torero e inusual. Destacaron en varas Antonio Prieto, que picó muy bien al 2o.; José María González, en el 5o. Y en banderillas saludaron Javier Valdeoro y David Sánchez, así como José Chacón y Antonio Vázquez en el 3o., y Joao Diego Ferreira, en el 6o. Todos los mencionados saludaron. El toro de regalo lo banderillearon Antonio Ferrera, Fernando Sánchez, José Chacón, y Joao Antonio Ferreira, y los cuatro fueron ovacionados. Ferrera pretendía regalar un segundos obrero, pero la autoridad no se lo permitió.


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