Curro Díaz volvió a sentir el cariño del público mexicano que hoy llenó los tendidos de la plaza de "Cinco Villas", a la que regresaba tras su entonado paso del reciente mes de mayo. Y el de Linares no desaprovechó la buena condición del séptimo toro de Torreón de Cañas, para hacerle una artística faena que entusiasmó a la gente porque toreó con planta relajada y un puntual sentido del temple.
Los muletazos tuvieron una tersura acorde a la nobleza del toro, que acudía humillado y con entrega, rematadas las series con sabrosos pases de pecho. Los mejores momentos los cuajó con la derecha, y los cambios de mano y demás adornos tuvieron el gusto de lo bien hecho. Y fue una pena que no se echara encima, siendo un toro tan agradable por delante, para rubricar con galanura la obra, sino que se saliera de cacho para colocar una estocada indigna de la faena.
Otro tanto ocurrió a la hora de matar al primer toro de su lote, que era un tío, al que le colocó una estocada baja, pero de efectos fulminantes, que se tradujo en la concesión de una oreja, la única concedida a lo largo de una tarde en la que tanto Díaz como sus compañeros de cartel tuvieron que hacer un esfuerzo con la corrida de Torreón de Cañas, que dio poco juego y cuyo magnífico continente no correspondió a su contenido.
El Zapata poco pudo hacer con el hondo berrendo en colorado y use abrió plaza, pues luego de un tercio de banderillas en el que perdió los papeles –cosa extrañísima en él, que es un consumado rehiletero– se vio obligado a abreviar porque el toro sufrió una lesión en la pezuña derecha que le impedía apoyar bien la mano. Una lástima.
Con el quinto, que prometió de salida, el tlaxcalteca lo toreó con variedad en los tres tercios, de los que destacaron algunos lances con el capote y un quite de su invención, antes de colocar el "tres en uno" con los palos, incluido el Par Monumental, que puso a la gente de pie. Luego, en la muleta, el toro apuntó cosas buenas pero a la mitad de una faena que discurría por la senda del triunfo, modificó su conducta, y tras una peligrosa colada, ya no fue el mismo y ahí terminaron las buenas intenciones de que aquello tuviera futuro.
Calita no acabó de verlo claro con el cuarto, y te sacó muchas complicaciones, así que apenas mostrarse, pero en el octavo, que presentaba opciones de triunfo, sí que pudo andar más a gusto en una faena que tuvo varias series buenas. Sin embargo, cuando el torero mexiquense ya se había centrado, el toro había venido un poco a menos, y ahí fue cuando el impulso de la faena decayó. A pesar de éste hecho, a la hora de matar colocó una estocada entera, en buen sitio, pero de la que el de Torreón de Cañas tardó en doblar, esfumándose la oportunidad de cortar una oreja.
Uceda Leal realizó una primera lidia torera y maciza q un tiro que recargó en varas hasta en tres ocasiones, y en distintos terrenos, pero qué más tarde ya no se empleó con tanto empeño en la muleta del madrileño. No obstante, le tapó muy bien la cara para obligarlo a embestir en muletazos templados, que fueron jaleados por el público.
Con la figura erguida, fiel a su clásico estilo, toreó con ambas manos en series de buen acabado, pero el de Torreón de Cañas acudía a la muleta sin el celó que había mostrado a los montados, dejando, para mala fortuna una fractura en el brazo derecho del picador El Rambo cuando lo mandó a la arena.
El sexto fue otro toro hondo y serio en que desde el capote hizo cosas extrañas, pues no remataba las embestidas y se quedaba muy corto inclusive antes de ser picado. Y en los siguientes tercios ocurrió otro tanto más, así que Uceda Leal buscó quitárselo de enfrente de cualquier manera, y luego de pasar fatigas con la espada, escuchó los tres avisos y las consiguientes protestas del público.
Al final, y sin hacer vivido el triunfo grande de ir merece una plaza cómo esta, y una é presa de ir no hace otra cosa que aportar un gran beneficio a la Fiesta, de una manera tan noble como desinteresada.
Ficha Santiago Cuautlalpan, Méx.- Plaza "Cinco Villas". Corrida Flamenca. Lleno del aforo permitido (unas 600 personas), en mediodía soleado y caluroso. Toros de
Torreón de Cañas, muy bien presentados, de distintas hechuras, de poco juego en general, por su falta de fondo y duración, salvo el 7o. que tuvo calidad y fue premiado con arrastre lento. Pesos: 547, 476, 528, 470, 550, 561, 540 y 570 kilos.
Uriel Moreno "El Zapata" (caña y oro): Silencio tras aviso y vuelta tras petición.
Uceda Leal (verde olivo y oro): Palmas y pitos tras tres avisos.
Curro Díaz (azul rey o oro): Oreja y vuelta tras petición.
Ernesto Javier "Calita" (gris plomo y oro): Silencio tras aviso y palmas. Incidencias: Destacaron en varas
Juan Carlos Paz, Carlos Domínguez padre y
Daniel Morales; con las banderillas,
Héctor García; y en la brega,
Ángel González. El picador
Fernando Flores "El Rambo" sufrió una fractura del brazo derecho al ser derribado por el 1o. Fue estabilizado en la ambulancia y trasladado al hospital para realizar un estudio radiológico y ser intervenido.