El novillero Manuel Perera fue operado con éxito de una grave cornada penetrante de vientre, sufrida hoy en el Palacio de Vistalegre de Madrid, donde resultó herido de forma dramática al entrar a matar al primer novillo de su lote, corrido en tercer lugar, de la divisa de El Freixo.

El parte médico emitido por el doctor Enrique Crespo Rubio, es el siguiente: "herida por cuerno de toro en fosa ilíaca izquierda, con una trayectoria ascendente y hacia afuera, de unos 30 centímetros de extensión, que desgarra musculatura de la pared abdominal; y otra trayectoria hacia arriba y adentro, que penetra en cavidad peritoneal, con evisceración de asas intestinales y arrancamiento de epiplón, alcanzando una extensión de 40 centímetros.

Perera fue intervenido bajo anestesia general en la enfermería de la plaza, y una vez concluida la operación fue enviado al Hospital de Nuestra Señora del Rosario. El pronostico es calificado de "muy grave".

Esta cornada recordó aquella sufrida por Antonio Lomelín en la Plaza México, el 16 de febrero de 1975, del toro "Bermejo", de Xajay, que lo alcanzó en los medios cuando intentaba clavar un par de banderillas, y le hundió le pitón en el bajo vientre.

Famosa fue aquella oportuna foto captada por Humberto Ávila, en la que el aguerrido y valiente acapulqueño se levantó de inmediato y sostuvo el paquete intestinal con su mano, antes de llegar a las tablas donde se encontró con las asistencias.

La operación de esa cornada fue realizada por el doctor Xavier Campos Licastro, y no revistió mucha gravedad, salvo por la suciedad que había en los intestinos del torero, que debieron ser lavados de manera exhaustiva para retira la arena que tenían pegada. Sin embargo, la impresión que causó fue tanta como el percance que se registró hoy en Madrid.